Visitas a mi vecino (Un encuentro fortuito)
Fecha: 22/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... hora, D. Pedro se estaba justificando ante Diego. - ¿Que? ¿Has salido a tomar el fresco... y a fumarte un cigarrito? - ¡Bueno!, ¡no exactamente!… pero podría decirse así... … ¿y Loren?, me dijo que tenía que ir con su madre, a no sé dónde; y que faltaría a clase dos o tres días. - ¡Si!… pero solo dos o tres. Quería acompañar a su madre a un congreso, en París; y le dijimos a Edu, el masajista del equipo de fútbol, que es amigo mío, que hiciera lo que pudiera con el Director del Instituto, para que le diera permiso. En esto, ya estaban entrando en la plaza y Pedro aparcó justo enfrente del portal en el que vivía Alejandro. - ¡Bueno, pues ya sabes!... que me caes muy bien. Tú, eres el mejor amigo de mi hijo... y el que más me gusta, así que, si te animas, yo por mi parte te invito a que subas al quinto B a tomarte una copa con nosotros. Seguro que también está Edu… y creo que podrías pasártelo bien… ¡somos muy divertidos! Y se despidió entrando en el portal, después de que le abrieran la puerta ¡claro! A Diego le pareció reconocer la voz del entrenador, a pesar de oírla a través del portero automático… pero no le dio ...
... ninguna importancia. Cruzó la plaza y llamó en casa de su tía Ana. Le tenían tumbado en la mesa de masaje. Le habían colocado boca abajo para engrasarle bien con un aceite especial que había traído Edu, con olor a chocolate; y no dejaban de darle lengua en el culo, combinándola con un entrar y salir de dedos que le metían hasta el fondo... … turnándose, sin pausa alguna, y sin ninguna prisa. Se miraban y sonreían, sabedores de tener en sus manos algo muy especial. Mientras uno de ellos le chupaba el culo y le metía los dedos, el otro subía a la espalda y le daba un suave masaje, lleno de besitos y mordisquitos; que, a veces, llegaban hasta el cuello y las orejas... El chico se encogía, desbordado por ese inmenso placer, al tiempo que se desplomaba encima de esa mesa, abandonándose en las manos de esos dos golfos. Pero, de repente, Alex se acerca a Edu, y le dice al oído, en un susurro - Voy a llamar a Pedro, ¿te parece? - Edu, solo le mira y se muerde el labio inferior, cierra los puños de las manos y los sube mostrándoselos, en un gesto de fuerza; congratulándose por la brillante idea. - ¡Mmmmm!… y asiente, en silencio.