La reeducación de Areana (15)
Fecha: 01/07/2019,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... ya repuesta, les gritó: -¡¿ Qué hacen, perrras?! ¡¿Cómo se atreven a cogerse sin mi permiso?! Ambas se separaron con el miedo reflejado en sus ojos y balbucearon al unísono una disculpa inútil. Milena fue en busca del rebenque y volvió de inmediato para ordenarles a Eva y a su hija que se arrodillaran junto a la cama y se inclinaran sobre ella. Una vez en esa posición miró durante algunos segundos esos culos indefensos y listos para el castigo. Amplio, casi gordo pero firme el de Eva; delicioso, pequeño y redondito el de Areana y en ese culito descargó el primer rebencazo que hizo corcovear a la niña. Volvió a pegarle y esta vez Areana gimió de dolor mientras movía sus caderas de un lado al otro. El tercer azote fue para Eva y con tal fuerza que la pobre gritó y volvió a gritar cuando Milena le dio un segundo rebencazo. Habían sido treinta los azotes recibidos por cada una de las esclavas, que exhibían sus culos colorados cuando Milena dio por terminado el castigo, o mejor dicho, la primera parte del castigo, porque aún tenía algo en mente. Hizo que Eva y su hija se tendieran de espaldas en la cama y cuando las tuvo así les ordenó que se masturbaran. Ninguna de las dos perdió el tiempo, pese al asombro que les provocaba semejante orden. Se masturbaron frenéticamente, hundiendo sus dedos en la concha y el culo, alternativamente. Jadeaban presa de la calentura y cuando Milena ...
... advirtió que Eva estaba por acabar la detuvo con un grito: -¡Basta, putas! Y con un fuerte rebencazo en el vientre. Eva lanzó un grito ronco que expresaba su dolorosa frustración mientras Milena hacía lo mismo con Areana, al darse cuenta de que la niña también estaba a punto de correrse. Ambas respiraban agitadamente, desesperadas, y entonces la asistente las hizo tender boca abajo en el piso y fue en busca de su bolso de mano en el que había traído algunos elementos de dominación. Extrajo dos pares de esposas y se las colocó a madre e hija sujetándolas a distintas patas de la cama. -Así se quedan, putas de mierda, ardiendo de calentura y sin poder hacer nada, por insolentes. –les dijo y se retiró para volver a analizar la agenda de visitas mientras ambas perras quedaban sollozando, presas de una fuerte excitación sexual que no podrían calmar. -Ya en el cuarto de Areana extrajo el documento de su bolso y se sentó en el borde del lecho para volver a leerlo. En la agenda constaba el nombre de la visita, su edad y el dìa y el horario del turno. Milena fue leyendo las visitas del dìa siguiente: Constanza, 51 años, martes 18 a las 15. Carolina, 25 años, martes 18 a las 17. Lucía, 18 años, martes 18 a las 19. Mmmmhhh, linda edad… -se dijo la asistente. –Me caliento de sólo imaginarla con madre e hija. Y qué bueno que haya lesbianitas tan nenas para seguir manteniendo la cofradía. (continuará)