PRIMERAS LECCIONES DE SEXO EN LA VIDA
Fecha: 07/07/2019,
Categorías:
Jóvenes
Autor: zenete, Fuente: RelatosEróticos
... fuero uterino hasta aquel día. Es más, aquella sensación pasó a ser de lo más habitual y me masturbaba al menos un par de veces al día. Esto debía debatirse en le grupo de amigas, por supuesto. Era una cuestión de vida o muerte. Y en todos los grupos de amigas afines hay siempre una que sabe más de casi todo que las demás. En este caso, Miriam (que así se llamaba la afín), se encargó de ponerme al corriente de lo que me estaba pasando y vino a decirme que mi conejo había empezado a cansarse de que lo acariciasen y empezaba a pedir zanahoria. Empezaba a necesitar polla. Varias semanas después, entre confesiones afines y masturbaciones frenéticas, llegó el esperado final de curso. Y la planificación de las vacaciones. Ese año mis padres comentaron que las vacaciones serían en el mes de julio por temas laborales de mi padre y que iríamos a pasarlas al pueblo junto al resto de familia. Chasco al canto. Este año no habría playa y tocaba pasar tres semanas junto a mis primos, comer en mesas con niños más pequeños que yo y aguantar los comentarios familiares respecto a mi cambio de adolescente a mujer. Vamos, todo muy entrañable. Y llegó la fecha. Nada más llegar besos, arrumacos y saludos generalizados con atrasos de varios años, pues hacía alrededor de cinco que no veía a algunos de los presentes. Al que me costó reconocer fue a Bruno, un primo adoptado por parte de mis tíos cuya edad andaba ya por los veintidós, según entendí. Era de raza negra y origen africano. Alrededor de ...
... metro ochenta y cinco, cuerpo muy formado y una sonrisa blanca radiante. Tenía unos labios gruesos y el pelo rizado que le conferían un aspecto varonil muy adelantado para su edad. Algo hipnotizó su mirada con la mía y fueron pasando los primeros días de estancia en la casa. El pueblo no era muy grande, así que las salidas acababan siempre en los dos o tres lugares de moda cuyas terrazas se abarrotaban en esas noches de verano. No aprecié nada extraño en el comportamiento de Bruno, pero es cierto que casi todas las noches terminábamos juntos, con más amigos, charlando de cosas banales. No me disgustaba su compañía y se mostraba conmigo de un modo muy agradable. Una noche, en un pueblo vecino, estábamos como de costumbre y salió el tema de parejas, líos y novios en general. Él me dijo que había estado con un par de chicas pero nada serio y yo expliqué mi soltería más total y absoluta. Entre tanto, pasamos al interior de un pub en el que sonaba música tranquila y nada más pedir un par de consumiciones me pidió bailar. Acepté encantada. Noté enseguida que no era la primera chica a la que Bruno cogía para bailar. Sus manos asían mi cintura y espalda con firmeza y me hacían sentir segura. Estaba muy a gusto. En una de esas, pasó su mejilla junto a la mía y nuestros labios se rozaron, pero un chispazo eléctrico hizo repelernos hasta reírnos de la situación. Entre risas nos quedamos mirando y lo siguiente que recuerdo fue abrir los ojos con nuestros labios fundidos en un beso celestial ...