Yo y mi hija
Fecha: 06/11/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Saull69, Fuente: SexoSinTabues
... padre al que se le escapa una mirada furtiva, para, poco a poco envalentonarme y mirarlas de una forma más evidente que, desde luego, no pasó desapercibida para mi hija. A los dos minutos, Cristina, como si lo tuviera todo planeado de antemano, cambió su posición, poniéndose en cuclillas junto a mí y apoyando su brazo en mi pierna. En esta nueva postura, estando ella agachada, podía ver aun más claramente sus tetas sin necesidad de disimular tanto. Mi hija, excitada por la falta de control que su propio padre demostraba ante sus encantos, se colocó de modo que quedara totalmente expuesta ante cualquiera de mis miradas, ahuecando aun más si cabe su blusón. Continuamos hablando sobre los anillos, intentando cada uno alargar la conversación lo más posible. Ella con la intención de cumplir las órdenes que le había dado por msn y yo con el deseo de continuar viendo sus tetas desde un primer plano. Mientras hablábamos, mi hija me miraba a los ojos poniendo esa típica cara de niña buena que tanto nos excita a los hombres. Ella sabía perfectamente el efecto que causaban esas miradas. Era plenamente consciente del impacto que su expresión inocente y dulce, unida a su actitud de zorra exhibicionista provocaba en mí. Y lo explotaba. Intentaba ponerme cachondo y para conseguirlo no dudaba en usar todas sus armas. Mientras me hablaba mirándome, se pegó más a mí y con su pecho rozó mi pierna. En lugar de apartarlo comenzó un excitante juego en el que, muy suavemente y aparentemente de ...
... forma casual, acariciaba mi pierna con su pecho… un leve roce, una mínima presión… sin embargo suficiente para causar el efecto deseado… volverme loco de excitación y que mi polla empezara a reaccionar a pesar de mis intentos por controlarla. En unos segundos mi erección era más que evidente, sin embargo mi hija hacía como que no se enteraba. Seguía hablando mientras se rozaba sutilmente, cumpliendo a la perfección las órdenes que había recibido, comportándose como una vulgar puta a la que han hecho un encargo y no duda en cumplirlo por perverso que sea. Y era eso lo que más me calentaba… ver a mi hija, mi dulce hija, como a una zorra, como un objeto sexual del que iba a poder disfrutar si todo salía como deseaba. Tuve que realizar un esfuerzo sobrehumano para contenerme y no alargar mi mano hasta sus tetas. No quería que mi plan se echase a perder nada más comenzar. Mi objetivo estaba claro… me la iba a follar, pero iba a ser ella quien me lo pidiese. Transcurridos unos cinco minutos, Cristina me agradeció mi ayuda, se incorporó y me dio un abrazo y un casto beso. Con su abrazo volvió a presionar sus tetas contra mi cuerpo, haciendo el movimiento de un modo tan casual que nadie hubiera interpretado malicia alguna. A los pocos segundos de que abandonara mi habitación, la ventana de mi msn volvió a parpadear con un mensaje de ella. Hecho, jejeje. Mmmm, cuenta, cuenta… con detalles. Y mi hija comenzó a contarme, con todo lujo de detalles, todo lo que había pasado en mi habitación ...