Madres sacrificadas 4: Karina guarda un secreto para no destruir a su familia
Fecha: 14/07/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... sucia y hermosa, no sabés como te quiero mamita — le susurraba él entrecortadamente mientras cogía y cogía. Ella se vino primero. Apenas pudo reprimir el grito, se retorció en el piso como un animal herido mientras sentía la fuerza de sus músculos contraídos y el calor que la traspasaba desde la cabeza hasta la punta de los pies. Le dijo que le encantaba su pija, que era su puta, pero que no lo iba a ser más, así que aproveche. Javier seguía duro y hasta que eyaculó, ella pudo acabar una vez más, quedando exhausta en el piso, luego de tanto ejercicio y tanta cogida, mientras su huésped largaba los chorros blancos sobre su culo. Entró a bañarse, dejándolo a él en el piso con los pantalones bajos. Javier pensó en seguirla y poseerla en la bañera, pero era muy arriesgado, si llegaba Mariela sería difícil salir de esa situación. Karina se refregaba el jabón en la piel con fuerza y se enjuagaba con abundante agua, sobre todo en las nalgas, donde había recibido el semen. Se frotaba con fuerza hasta casi lastimarse, como si pretendiera, con ese baño, sacarse lo puta de encima. Cuando salió se encontró con Javier en la puerta. — Tu hijita no apareció — le dijo, viéndola de arriba abajo: solo vestía con una toalla, tenía la piel húmeda y su pelo largaba un rico perfume. — Entonces cogeme de nuevo, y cogeme como nunca antes porque esta es la última vez que lo hacemos. — le pidió con los ojos brillosos. Él la cargó en sus hombros y la llevó al cuarto. Le quitó la toalla en un ...
... movimiento. — Sos muy hermosa. — Le dijo. — Cogeme. — le dijo ella. Se abrazaron, se besaron, se sintieron de veinte años de nuevo. Ella le dio muchos besos en el pectoral y le mordió los pezones, mientras le acariciaba el falo erecto. Él le acariciaba el culo, le decía puta hermosa, le daba muchos besos en el ombligo, en el pecho, en la boca, en el cuello. Eran todos los besos que no le dio durante tantos años. Ella se arrodilló, porque quería sentir nuevamente el sabor de esa pija. Se la tragó, disfrutando cada milímetro de sabor, acariciándole las bolas, mientras él recorría su rostro con las yemas de los dedos y le pedía que le mire a los ojos cada tanto. El líquido inundó su boca, que recibió la exquisita esencia de su viejo amante. Se tragó hasta la última gota. Luego Javier le devolvió el favor. La tiró a la cama, le abrió las piernas, metió su cabeza entre ellas. Besó los muslos, los lamió, sintió el olor que emanaba del sexo, saboreó los labios vaginales, luego se concentró en la zona que rodea el clítoris. Le acarició la panza, haciendo formas circulares con la palma de las manos, sabía que eso le gustaba. Ella sintió cómo su cuerpo se relajaba y encendía, y complementó los masajes que él le hacía, frotándose las tetas y pellizcándose los pezones. Luego él fue por el clítoris. Lo lamió con suavidad al principio, pero paulatinamente lo hacía con más intensidad y más rápido. Ella lo agarró de las muñecas, como para así poder soportar tanto placer. Javier estuvo largo rato ...