Terry y Jonathan VI Una historia de amor gay - Relatos Eróticos

Terry y Jonathan VI Una historia de amor gay

... ¡Cielos!" Exclamó Charlie. "¡Vaya! ¿Y cómo se siente?" "Se siente bien. Mejor que hacerlo yo mismo... ¿huelo a semen?" "¿Te viniste?" Decía Charlie asombrado e incrédulo. "¿En su boca?" "No. Me vine encima de mí. Solté la presa al momento de sentir su lengua en mi verga. Supongo que tal rapidez no fue de su agrado y se enfadó. Como se levantó y se fue me dejo con todo el semen sobre mí. Me lo esparcí por toda la piel y caí dormido. ¡Vaya mierda! ¡Necesito un baño! Me siento como si tuviera urticaria. ¿No se lo dirás a nadie verdad? "Na, ¡seré una tumba Adonis!" Dijo Charlie con cierto humor en su voz. Gracias a la amistad con Charlie y como es usual en campamentos como estos, para cuando terminó el viaje, todos los jóvenes sabían sobre el incidente. La segunda experiencia con mujeres vino cuando Jonathan tenía 16 años. Había comenzado a salir con Sara, una chica en su antigua escuela. En aquel entonces realizaron los usuales cortejos de adolescentes, como por ejemplo, tomarse de la mano, besarse, acariciarse, etc. Un día acabaron en la casa de ella, luego de un día de clases. Fue entonces cuando la relación alcanzó un nuevo nivel. Comenzaron a besarse como siempre lo hacían, unas caricias aquí y otras allá, mientras ambos estaban sentados en el sofá. Pronto Jonathan se puso sobre ella, oprimiendo su verga muy bien parada contra su vagina. Muy despacio la fue desnudando poco a poco, quitándole la blusa y desabrochando el sostén. Se fue hacia sus pechos, subiendo las ...

... montañas hasta los duros pezones que ahí encontró. Le comenzó a lamer y chupar las tetas, aún su verga impaciente dentro del pantalón. Sara puso la camisa de Jonathan sobre la cabeza de él, dejando al descubierto su bien formado pecho. Conforme se iban besando, Jonathan pasaba sensualmente sus duros pezones sobre ella, causándole a la chica retorcerse del placer. Al aumentar la pasión, Jonathan se levantó y se puso junto al sofá. Sin quitarle los ojos de encima, comenzó a desabrochar su pantalón. Los bajo junto con su ropa interior y simultáneamente los pateó lejos. Ahí estaba él postrado, desnudo frente a ella, sus hermosos 18 cm de verga apuntaban hacia el techo soltando gotas de lubricante. Ella alcanzó a tomar entre sus manos el escroto que colgaba desde media altura. Al tocar la pendulante bolsa, balanceo sus testículos, como si fueran bolsas de nueces de lado a lado entre su verga y el culo. Con su otra mano comenzó a deslizar sus dedos arriba y abajo del ahora inmenso, pulsante y amoroso mástil frente a ella. Jonathan descendió hacia ella y terminó de quitarle sus ropas. Cuando estaba desnuda por completo, se acostó de nuevo y envolvió con sus piernas la cintura de su amante. La impaciente verga de Jonathan se encontraba frente a los labios de su vagina, aún sin penetrarle. Los movimientos de empuje involuntarios de sus caderas causaban que la verga de Jonathan se oprimiera de arriba a abajo del alegre orificio. El lubricante de Jonathan ya tenía humedecida toda la vagina y ...