La conchita del pueblo
Fecha: 28/07/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... haciendo resonar cada ensarte, y hasta algunos pedos en el afán de clavarla más adentro. Algo refrescaba mi agujero, y de seguro las tías me pusieron alguna sustancia para que no se me haga tan drástico el momento. Eso no me hacía sentir amor por ellas. ¡Antes de que acabe me la vas a mamar toda putona!, dijo con voz tenebrosa, y mi primer orgasmo me quemó las entrañas. Y fue así. Toda su leche con el sabor de mi culito estalló en mi garganta luego de petearlo arrodillada en una silla. En mi piecita seguía sacándole la calentura a los hombres al igual que mis tías. Hasta que una tarde cayeron tres compañeros de la facu, y entre ellos Gastón. Los otros dos, Mauri y Javi no eran santos de mi devoción, pero venían en son de una buena mamada. Me sorprendió que Gastón no quisiera entrar al reconocerme. A sus amigos les saqué dos lechazos abundantes en media hora. Esa vez sentí algo extraño por Gastón al notar que no me miraba como a una atorranta. Tampoco lo hacía con pena o vergüenza. Pero no tenía tiempo para darme manija con boludeces. Recién el año pasado me lo encontré en la estación de servicio, donde yo había comenzado a hacer una changuita lavando autos por la mañana. Me invitó un café mientras no le quitaba los ojos a mi escote, y fuimos. Casi no hablaba, pero se tocaba la chota por debajo de la mesa cuando yo le relataba los últimos petes, la noche que me comí dos porongas por el culo, la vez que hice una fiestita erótica para unos empresarios, y otras cositas más. ¡¿Te ...
... quedaste con las ganas de que te chupe la pija cuando fuiste con los pibes no?! Fue todo lo que debí preguntar para que pague la cuenta, me manotee de un brazo y me lleve a su auto. Ahí peló la verga y empujó mi cabeza contra su pubis para que se la mame con lujuria entretanto él manejaba hacia la ruta en busca de un telo. En el camino acabó dos veces en mi boca, y cuando podía me cogía la conchita con un dedo fácilmente, ya que debajo de mi pollerita no había bombacha. Cuando llegamos tuvo que pagar una multa al conserje por destetarme en plena galería mientras cerraba el turno de dos horas. Ya en la habitación me desnudó de inmediato, me sacó unas fotos, me chupó la concha sin nada de cariño diciendo: ¡Qué olor a puta tenés guacha, y pensar que yo me re pajeaba por vos trolita, pero hoy te voy a partir en cuatro nena! Enseguida me arrodilló en el suelo, volvió a pelar su pija rígida, cabezona y venosa con la que me castigó la cara y amagaba con meterla en mi boca. Pero descubrió que le excitaba más fregarla contra mis tetas y pajearse rozando su glande en mis pezones. Cuando logré petearlo como mi sed lo necesitaba me pidió que se la muerda, y en cuanto uno de esos mordiscos lo hizo gritar de placer me la quitó, me tiró cola para arriba en la cama y bombeó un rato largo en mi conchita. Cuando noté que se iría en leche en cualquier momento salí de su autoritario mete y saca y me puse en cuatro sobre su ropa revuelta en el suelo, y él no se hizo rogar. Apenas le moví el culo ...