TODO ES EVENTUAL: La Casa De Los Fenómenos
Fecha: 01/08/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Eventualmente_Sexual, Fuente: SexoSinTabues
Cerré los ojos, me agaché y lo chupé. — Ahhh El olor era tenue. — Ufff Un sabor que no sabría cómo identificar. Quizás orine, cebo, ese líquido viscoso tan rico… — Ohhh Lo cogí y como chupeta lo lamía. Luego su mano sobre mi cabeza y empuja y todo parece ir adentro de en mi garganta. — Ahhh Su pene me escupió. No podía verlo tanto tiempo, porque asco me provocaba. Siempre estaba sentado en una silla de mimbre y mecedora. Era alto, obeso y aguado y su cara bobalicona era de fenómeno extraño, a veces cuando reía, veía al techo como si tuviera viendo algo que le causaba mucha risa. Otras veces solo estaba en silencio, un silencio que mucho miedo me hacía sentir. Por eso no podía verlo tanto tiempo. Mi tío nació enfermo, era él que más dependía de mi abuela, y mi abuela era a él quien más quería. No solo era porque miedo y asco me daba, sino que si le veía tan fijo y por largo rato, abuela me daba un pellizco, un palmazo en el hombro o, incluso hasta un jalón de oreja. Hace rato que había aprendido la lección. A veces lo detallaba, su entrepierna muy abultada, era tan rara, y asco sentía. Todo él me era repulsión. Tío Juan era otro fenómeno de la familia, un negro alto con varias tajaduras en su cuerpo. Dio tanto al clavo en meterse en riñas, hasta que una vez, por andar a las carreras montado en un caballo tuvo un accidente cayendo al vacío, y por esto tuvieron que amputarle la pierna izquierda. Era alto y yo lo veía altísimo, su musculatura era perfecta, esas pequeñas ...
... cicatrices abultadas, solo eran adornos en una piel que tan oscura era, pero bella bajo el sol, o en la oscuridad lo era. Mamá murió en mi parto. Mi tía en un accidente y dejo a un niño enfermo, era mi primo José. Mi casa… La casa de la abuela era amarga, tanto como eran sus fenómenos. Si existiera un retrato, solo mi abuela y yo seriamos “los normales”. Una vieja raquítica y de baja estatura, sin dientes que su boca fruncida ya arrugas no le cabían, unos ojos oscuro que guardaban tantos secretos, tanta malicia, tanto dolor, tantas penas. Y yo era un fenómeno también, mi cara cubierta de muchas pecas, tan pálido que bajo el sol mis venas se veían fluir, mi cabello como zanahoria marchita, mis piernas muy picadas de mosquitos, harapiento que en el colegio no tenía amigos. Una tarde, abuela había bajado al pueblo, tuve un rato en el patio jugando con mi primo José, pero como era “gafo” sus ojos achinados, su boca abierta y babeante, no entendía lo que le decía. Agarraba una hoja seca y con ella jugaba dando vueltas y vueltas sobre la tierra. Entré a la casa, una sombra oscura se contrajo hacía la cocina. Esa tarde estaba gris y dentro se veía igual, pase por el pasillo, de soslayo miré a mi tío enfermo, y cuando salgo al patío está mi tío parado con su solo pie. Un negro alto dando la espalda, denudo completo, sus glúteos marcados, su espalda ancha. Estaba cerca del pipote, con una mano sostenía algo, y con la otra echaba tazadas de aguas, luego a todo su cuerpo y cuando termino, se ...