1. Dulce y amarga amistad (03)


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Historia de dos amigos: Jesús Alejando y Álvaro Estábamos tumbados al lado de la piscina, la mañana había transcurrido divertida, jugando en el agua pero un poco alejados sentimentalmente, sin hablar de lo pasado, como si sintiéramos vergüenza de mirarnos, o para ser exactos, como si él la padeciera, desayunamos en su casa y para comer nos llamaron de la casa de sus tíos. No volvimos a hablar de lo que había sucedido. Rehuía mi mirada y realmente tenía miedo de haberlo jodido todo por mis ganas de puto loco por gozar su verga. Quería creer que el problema venía de que aún estuviera pensando en Mónica y pretendía no darle importancia para justificarme. Por lo demás el culito me escocía un poco, no le concedía importancia, otras veces me había pasado lo mismo si estaba mucho tiempo sin recibir una verga. Su primo no había estado en la comida, habían salido muy temprano, sin haber dormido apenas para recorrer una senda que tenían previsto hacer. A media tarde se presentó Jesús acompañado de Alberto y otros amigos, venían sudorosos y deseaban bañarse con nosotros para quitarse el cansancio que traían de la larga caminata. Agradecía su presencia que me liberaba en parte y Álvaro enseguida se tiro al agua a jugar con ellos, yo me quedé sobre el verde pensando que esto lo tenía que hablar con mi amigo. No estaba dispuesto a renunciar a su amistad y necesitaba saber lo que pensaba. Seguía sus evoluciones en el agua y ahora miraba con más atención el bulto que se le marcaba en el ...
    ... bañador. -Se le ve tentador y deseable. –Me sobresalté al escuchar la voz cerca de mi oido. No me había dado cuenta de que Alberto estaba a mi lado mirándome, a mí y a lo que yo miraba. Sentí acaloradas mis mejillas. -¿De quién hablas? -Intentaba disimular mi sorpresa. -¿De quién crees tú que puede ser? -Se tendió a mi lado y desvié la mirada buscando a otros nadadores en los que fijarme. -Hay chicas y chicos que no saben lo que pierden pero hay que respetar las decisiones de los demás, yo le conozco poco pero es un chico estupendo…, en todo. –Lo último lo decía con retintín y supe lo que quería decir. -Yo sí que le conozco y es como un niño, pequeño para algunas cosas y muy hombre para otras. -Le repliqué defendiendo a mi amigo. –Muy niño para saber llorar sus penas sin complejos, y muy hombre para ser gentil, preocuparse de los demás y hacerles felices, supongo. -Me sorprendía de poder mantener esta conversación con Alberto. -Parece haberse olvidado de su problema y se le ve feliz y diferente. Tiene que haberle pasado algo, algo bueno. -Alberto era listo y observador. -¿Tú le crees contento? -Le preguntaba como ignorante de lo que quería significar y poniéndome más rojo. -Algo a alguien le ha cambiado en una noche. –Miré a Alberto, no había malicia en él ni segundas intenciones pero presentía que, de alguna manera, él conocía que el causante del cambio de actitud de Álvaro, hasta cierto punto, había sido yo. Creo, además, que el intenso rubor de mi cara se lo confesaba. -¿Qué ...
«1234...»