Cruce imprevisto
Fecha: 11/08/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
CRUCE IMPREVISTO. Soy Toni y mi esposa Mari, ambos somos jóvenes y liberales, hemos tenido varias experiencias en tríos mediante una revista pero, en esta ocasión, la experiencia que cuento, fue totalmente casual e inesperada. Yo me tenía que desplazar de Barcelona a Cádiz por un asunto de trabajo. Casi siempre viajo solo pero esta vez Mari quiso acompañarme y así lo hizo. Mi esposa es una mujer de cuerpo exuberante, tiene dos buenas tetas y unos muslos de infarto. Toda ella es picardía. Para el viaje se puso un vestido muy corto y algo escotado. A decir verdad todo eso no era nada del otro mundo pues le gusta siempre ir bastante provocativa. Comenzamos el viaje, que se suponía monótono, pero nada más pasar por Tarragona, el coche empezó a fallar hasta quedarse parado en el arcén de la autopista. Con fastidio y muy molesto, llamé al club de asistencia del que soy socio desde hace mucho tiempo pero mientras esperaba que se presentaran para solucionar mi problema, un conductor que pasaba se detuvo a prestarme ayuda. Era un señor de unos cuarenta años que viajaba solo. Le dije que esperaba la asistencia pero él, muy amable, me dijo que también se esperaría por su acaso su ayuda era necesaria. Llegó la asistencia y el problema del coche era grave. No se podía arreglar en unos días y entonces, aquel señor tan amable, se ofreció a llevarnos hasta Cádiz pues, casualmente, él tenía el mismo destino. Mari y yo aceptamos mientras la grúa se llevaba mi coche a un taller de Tarragona, al ...
... que yo pasaría a recogerlo a la vuelta del viaje. Ya con el equipaje en el coche de este señor, cuyo nombre era Adolfo, proseguimos la ruta. Mari iba sentada detrás y yo junto a Adolfo. Mientras pasaban los kilómetros, yo me di cuenta de que Adolfo miraba, por su espejo retrovisor, más de lo debido. Pensé que como Mari iba sentada entre los dos asientos traseros, con la falda corta enseñando sus muslos y el provocativo escote, quizás Adolfo estaría disfrutando del panorama. Solo de pensarlo se me ponía el rabo tieso. Más adelante, cuando paramos a echar gasolina y a tomar café, aproveché, al quedarme a solas con Adolfo, para decirle que me había dado cuenta de como miraba a mi mujer. Me pidió disculpas por si me había molestado pero yo le tranquilicé diciéndole que no me molestaba en absoluto sino que, al contrario, me halagaba y me agradaba ver que él se había fijado en mi mujer. A continuación le conté que nosotros éramos un matrimonio liberal y que nos gustaba hacer, de vez en cuando, un trío con otros hombres. Él, algo sorprendido, me dijo que no le importaría poder hacerlo con nosotros pero, claro, yo le dije que eso no dependía exclusivamente de mí, sino de Mari. Hablé a solas con Mari, le dije que Adolfo estaba por ella y que si quería podríamos hacer un trío con él. - Por el camino me lo pensaré - me contestó ella - Ya me he dado cuenta de que él se había fijado en mí, pero primero voy ponerlo cachondo y... a ti también. Cuando reanudamos el viaje, mi esposa se sentó ...