1. Confidencias 13 En la cama con Eduardo


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... un rato. -Hoy tengo clase de ballet. Me miró un poco divertido, se le estiraba el bigote junto con el labio superior. -Déjalo por un día, tengo que enseñarte muchas cosas, hoy comienzas una nueva vida en esta casa, a mi lado. Se fue quitando el chándal de felpa gruesa que llevaba, seguramente para sudar, y le entregaba la ropa a Tomás hasta quedarse desnudo, yo le observaba y me percaté que no me movía, me sentía paralizado. Tomás dejó en un asiento la ropa de su jefe y me tendió la mano para que me fuera quitando el uniforme del colegio y se lo entregara. Cuando estuvimos desnudos recogió todo lo que nos habíamos quitado y se marchó. -Eduardo sabía nadar muy bien y me costa alcanzarle, me esperó a medio camino y me sujeté a su cuello. -Mi bello niño. Me besó en la boca, al principio con dulzura que se fue convirtiendo en un beso caliente, y luego me soltó para sujetarme la cabeza e intentar hundirme en el agua, respondí al juego sumergiéndome y saliéndole por detrás, me cargué en su espalda y seguimos jugando entre risas hasta que él se cansó, Alguien nos había dejado unos albornoces en la zona de sala y nos los colocamos. Me gustó su recibimiento y su trato para que entrara en confianza. La habitación que me había destinado era inmensa, demasiado lujosa como todo en esta casa. Los armarios del vestidor estaban abiertos y allí estaba mi ropa, habían llevado de mi casa todo lo que era de mi exclusivo uso, faltaban los vestidos de niña y se mantenían los tangas de todos los ...
    ... colores y formatos. Me enseñó parte de la inmensa casa, lo que ya conocía y los grandes salones de la planta baja, Tomás había formado al personal de servicio para que conociera a los habituales de la casa, no me parecieron muchos para una casa tan enorme. El chófer a quien conocía, Tomás el mayordomo o sirviente de confianza, un chico más joven que le ayudaba, la cocinera de mediana edad y una chica pequeña de rasgos asiáticos que era su asistenta. Esas personas componían el servicio ordinario de la casa. Todos simpáticos y amables. Y yo sería para ellos el sobrino de Eduardo aunque todos sabían lo que era en realidad, o lo sabrían en poco tiempo. Cenamos en un pequeño comedor anexo a la enorme cocina y después le dije a Eduardo que tenía que hacer mis deberes escolares, también sentía curiosidad por ver mi habitación solo, tenía todo lo necesario, un pequeño escritorio, en eso extrañé la enorme mesa de estudio de la casa de mis padres, pero resultaba suficiente. El tiempo fue pasando, terminé mis deberes y fui al baño para asearme y lavarme la boca. Me asomé al pasillo no se veía a nadie y aunque la habitación de Eduardo estaba cercana a la mía, no recordaba cual era, por lo menos para despedirme hasta la mañana siguiente. Me metí en la gigantesca cama y pasé las manos por detrás de la nuca. Había sido agradable el rato de juegos en la piscina y luego todo resultó muy rápido, eran muchas cosas nuevas para asimilarlas al momento. Llamaron con unos suaves golpes en la puerta y ...
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