1. ñ) Juan Carlos, su madre y yo


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... mutuamente, o con Noa incluida si estaba a nuestro lado. Fue quitando nuestra ropa mientras yo no perdía detalle de mi héroe, su madre nos había dicho que iba a salir y la teníamos olvidada, otras veces cerrábamos la puerta con el pestillo de seguridad, hoy lo habíamos pasado por alto. Me chupó el culo y me metió los dedos en el ano para prepararme mientras yo gozaba arrodillado, mirando la pantalla con los ojos muy abiertos. Mi mente me llevaba a la villa de los Capuleto en Verona, a la habitación de la bella Julieta donde Romeo-Leonardo, me hacía el amor. Gemía débilmente al sentir la verga de Leonardo avanzando lentamente entrando en mi culo, suspiraba suavemente al ser bombeado por el pene que me invadía. Entonces, y pesar de ser muy jóvenes, mi amigo ya estaba bien dotado y su miembro muy crecido. De repente se abrió la puerta y apareció la madre de Juancar, fueron unos segundos donde mi polla se escondió, encogiéndose como por arte de magia, luego cerró la puerta de un portazo que retumbó en mis oídos como un trueno. Ya no tenía ganas de continuar y Leonardo perdió para mí todo el interés que antes sentía, mi amigo al contrario, me aprisionaba las caderas sin dejarme escapar y continuaba follándome el culo como si no hubiera pasado nada hasta que se corrió gritando y jadeando y pegando su pecho a mí espalda. La realidad de lo que paso era esa, más o menos, ahora venía la versión que preparó Guillermo para grabar. Sentía a Tomás nervioso a mi lado, que yo supiera, solo ...
    ... había hecho un trabajo y lo que pasara en la fiesta de Guillermo, estábamos ante la puerta que atravesaríamos para pasar al plató. Por mi parte me consideraba un veterano, aunque no me gustaba tener a alguien en tensión a mi lado y ser contagiado. -Tranquilo Tomás, la otra vez lo hiciste bien y ahora será mejor. Escuchamos la palmada avisando que la cámara entraba en acción. Pasamos la puerta y Tomás me sujetó por la cintura elevándome del suelo, con el pié cerró la puerta de la habitación y enrosqué las piernas alrededor de la cintura abrazándole con ellas, unimos los labios en un furioso beso lleno de pasión y caminó colocando las manos debajo de mis nalgas. Seguíamos besándonos así abrazados y los besos se convertían en lametazos que nos dábamos el uno al otro por la cara y en nuestras lenguas, uno la sacaba y el otro se la lamía. Desenfrenados totalmente y respirando agitados por el deseo que no podíamos contener caímos sobre la cama, yo debajo de él y nos seguíamos besando, metiendo las manos por dentro de la ropa para acariciarnos la piel. Mordí su lengua tirando de ella para que la cámara lo recogiera, estaba pegada a nuestras caras. -Me gusta tu legua, dame la saliva, me encanta. -sacó la lengua impregnada en saliva goteando y la metió en mi boca, la chupé exprimiéndola los jugos con mis labios. -¿Te gusta cochinillo? -repetimos la operación, y sí que me gustaba, realmente sentía la suavidad pegajosa de su lengua, y ponerse áspera al dejársela seca. -Tengo sabores más ...
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