1. me voy a follar a tu mujer


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: trikitrake, Fuente: xHamster

    ... bien, pero prométeme que no vas mirar y que en cuanto me cures la herida, me pongo de nuevo el bikini ¿vale?- Mujer, a lo mejor a mí también se me se me escapa una miradita - contestó con un cierto aire de triunfo y haciéndole ver que no estaba siendo ajeno a sus fugaces actos de voyeur, antes de sentenciar - de acuerdo Claudia, procuraré no mirar.¡Ya! Pensé yo. Menudo caradura, seguro que no sólo iba a mirar todo lo que pudiera, sino que iba a intentar algo más después. Incluso me pareció que su polla comenzaba a inquietarse, algo por otro lado normal, ante la morbosa situación que se estaba cociendo allí dentro. Claudia dudó algo más, pero aquello decididamente no tenía ya vuelta atrás. Se desató el pareo que aún llevaba anudado a su cuerpo y se lo dio a Luis ordenándole nerviosamente:- Toma, aquí tienes el pareo. Date la vuelta y no te gires hasta que yo te diga. ¡Y no mires!- ¡Vale! - dijo Luis, cogiendo la prenda anaranjada y semitransparente que le ofreció mi esposa y dándose obedientemente la vuelta, mientras añadía - por cierto, aún no sé cómo te llamas tú.- Claudia - contestó ella sin más.Y mientras comenzaba a desabrocharse la parte suprior de su bikini rojo, aprovechó la ocasión de estar él de espaldas, para contemplar a placer el trasero masculino, firme, rotundo y musculoso que se le ofrecía mientras el hombre se afanaba, seguro que con deliberada torpeza, en cubrirse sus partes nobles.Vaya, vaya con mi esposa, pensé, viendo que no se cortaba un pelo observando ...
    ... ese culo masculino con aparente deleite. Cuando terminó de despojarse de la prenda, la colocó en la mesa y cubriéndose las tetas con los brazos, esperó a que él se tapara antes de darle permiso para girarse.- Bien, ya está. ¿Me haces la cura en la herida?El no se giró todavía. Se acercó a un pequeño armarito bajo con el símbolo de la cruz roja. Iba ridículamente ataviado con el pareo que, no demasiado bien colocado, le tapaba lo justo, sin contar que se transparentaba un montón. Cogió un pequeño botiquín y por fin se dio la vuelta para acercarse a mi esposa, actuando con naturalidad, intentando amortiguar el incipiente sonrojo de Claudia.- Y bien Claudia ¿qué tal estás ahora? - le preguntó sin mirarla directamente, arrodillándose a sus pies para iniciar la cura en la pierna. Ella estaba muy tensa, se notaba en sus piernas cruzadas y en el modo en que se abrazaba fuertemente los pechos para ocultarlos a su particular enfermero.- Extraña - acertó a decir, mientras se acentuaba su sonrojo - esto es algo muy nuevo para mí. Supongo que es cuestión de acostumbrarse, de tomarlo con naturalidad - añadió intentando autotranquilizarse.- Aún está algo infectada - siguió él, recorriendo con sus ojos las piernas de mi mujer, sin hacer comentario alguno a lo recién escuchado - oye, y aquí ¿qué te ha pasado? - dijo, señalando el muslo de Claudia en el que por la mañana le había picado una medusa.- ¿Eso? Una medusa que me atacó a traición.- ¿Y no te duele? Esas picaduras suelen ser jodidas. ...
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