1. Una madre deseada


    Fecha: 11/11/2017, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: whotan, Fuente: xHamster

    ... había dominado al acercarse la hora de la siesta. Además, a pesar de todos los temores, en ese día iba a intentar follarme a Paquita. Decidí forzar las cosas desde el principio. No iba a respetar los minutos de espera hasta que mi madre se desnudase y se metiera en la cama. Aguardé desnudo en mi cuarto hasta que oí a mi madre entrar en su cuarto. Sin dudarlo me dirigí hacia allá y abrí la puerta sin llamar. Paquita se sorprendió y se puso nerviosa. Me pidió que esperara fuera cinco minutos mientras se metía en la cama. Le dije que prefería quedarme. Se negó. Insistí. Le dije que no miraría mientras se desnudaba. No sabía por qué, pero sentía que si la conseguía la aceptación de Paquita sería un paso definitivo. Al final me dijo que me volviera de espaldas. Di la vuelta a la silla desde donde se había iniciado la aventura una semana atrás y esperé lleno de ansiedad.Me resultó difícil no volver la cabeza mientras oía los ruidos de la ropa de mi madre. Una vez más me atormentaba la duda: ¿debía darme la vuelta o era preferible mostrarse obediente de momento? Mientras, trataba de imaginar lo que estaba ocurriendo a mis espaldas, qué prenda se quitaba, cómo lo hacía. Mi polla, ya muy estimulada, estaba adquiriendo aquel morado tumefacto que me había hecho pensar días atrás en la posibilidad de un infarto. Quería que Paquita la viera. Me acaricié, y sin volver la cabeza giré un poco el tronco de manera que ella pudiera advertir con qué material se iba a encontrar en breve. En ese ...
    ... momento oí los muelles de la cama. Me volví y la vi desnuda, tapándose con la sábana. Me acerqué sujetando la herramienta con la mano. Esta vez di la vuelta a la cama y me dirigí al lado derecho, eso facilitaría el trabajo de los dos.Sin preámbulos Paquita me aferró la polla y empezó a menearla con más ímpetu que nunca. Por mi parte, deslicé la mano bajo la sábana hasta encontrar la pegajosa entrada de su vagina. Mejor colocado esta vez le metí dos dedos, lo que fue recibido con un respingo. Pero había hecho un pacto conmigo mismo y no podía pararme en el estado delicioso en que me adentraba. Me forcé a mi mismo a actuar. Con la mano izquierda empecé a retirar la sábana. Saqué la mano de la vagina de mi madre, que me miró un poco sorprendida. La sonreí, y soltándome de la presión de su mano me incliné sobre ella con la visible intención de tumbarme encima.Su reacción fue inmediata. Se tapó con la sábana. Dijo. “¡Eso no! ¡Ni hablar! ¡Ni se te ocurra!” Fui tan estúpido como para contestar: “Pero, ¿por qué?” “Porque no me da la gana. Además es un pecado terrible e irreparable. Es i****to. Acaso no lo sabes.” Recuperé la cordura. Sabía que era inútil discutir con ella, y explicarle que lo que llevábamos haciendo desde hacía una semana era igualmente i****to, malsano, pecado, etc. y ella lo estaba disfrutando de lo lindo. “Vale. Está bien. Pero volvamos adonde estábamos.” “No sé. ¿Te vas a portar bien?” “Sí, de verdad. Anda.” Tomé su mano y la volvía a llevar hacia la polla. Sin ...
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