1. Una madre deseada


    Fecha: 11/11/2017, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: whotan, Fuente: xHamster

    ... interrumpido. Había notado además algunos signos que parecían invitarme a la aventura nocturna. No solo ciertas miradas y una caricia descuidada en el pelo mientras cenábamos. Más tarde, cuando veíamos la televisión después de cenar, me senté en la butaca frente al sofá en el que se encontraba mi madre.De forma disimulada, salvo para Paquita, había estado dirigiendo miradas inflamadas a sus piernas.Por su parte, ella había dejado que la falda se deslizara un poco hacia arriba, mostrando una ración generosa de la blancura de sus muslos. En algún momento abrió liberalmente las piernas para facilitarme la visión interior, sin que mis hermanas lo advirtieran. No era necesario tanto estímulo. Tenía a su hijo caliente como un perro en celo, y dada la situación, estaba decidido a intentar pasar parte de la noche en brazos de su madre; si era posible, entre sus muslos, que notaba cada vez más abiertos para él.Sin embargo, la espera hasta estar seguro de que mis hermanas dormían me resultó insoportable, sobre todo porque solo dependía de mi acabarla cuando deseara. Quizás fue el rato más difícil de toda aquella aventura. Hacia la una y media decidí que había llegado el momento. Conseguí recorrer el pasillo hasta su cuarto con la perfección silenciosa de un sioux. Tardé interminables segundos en hacer girar el abridor de la puerta, y después la empujé milímetro a milímetro. Aunque no conseguí completarla operación con todo el silencio que pretendía, el resultado fue satisfactorio. ...
    ... Finalmente, repetí el proceso a la inversa hasta cerrar la puerta a mis espaldas. Oí entonces el susurro de mi madre. “Echa el cerrojo”. Sonreí, mientras obedecía su orden. Mi madre me había esperado despierta. Por su voz parecía algo nerviosa, quizás con más deseo que yo mismo. Me di cuenta de que lo ocurrido hacía unas horas había sido una meditada serie de provocaciones para asegurarse esta visita.Sin preámbulos levanté la sábana y me tumbé a su lado. Ella llevaba puesto el camisón. No sabía muy bien cuál debía ser mi estrategia. Empecé a acariciarla y descubrí con un vahído que no llevaba bragas. Mientras pasaba y repasaba el dedo por su vulva empecé a acercar mi cuerpo en busca del abrazo. “Hay una cosa que no vamos a hacer. Ya sabes”, me dijo. Mientras asentía, mi polla estaba ya a pocos centímetros de su pubis. “Vale”, contesté. “No. Me tienes que prometer que no lo vas a intentar. Es i****to, Nacho. Es muy grave. Es irreparable. No podemos hacerlo.” “Si quieres, firmamos la promesa con un beso.” Mi cinismo ascendió varios escalones en ese momento. “Bueno, dame un beso.” Nuestras bocas se juntaron por primera vez. Ella la mantenía cerrada, mientras yo trataba de introducirle la lengua. Se resistió con tenacidad.Me separé un poco. “No podemos firmar una promesa de esa forma. Si es un beso es un beso.” Con la mano izquierda acariciaba la suavidad de su culo, y empecé a acercar su cuerpo al mío. La polla entró en contacto con su vientre, ya a escasísimos centímetros de la ...
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