1. Una madre deseada


    Fecha: 11/11/2017, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: whotan, Fuente: xHamster

    ... el rabillo del ojo.Cuando entré en su cuarto me sentí decepcionado. No había levantado la rodilla. Salvo la cabeza y los brazos, todo el cuerpo se escondía bajo la sábana. Me senté a leer el periódico sin saber muy bien qué hacer. Al cabo de unos minutos Paquita levantó la rodilla dejando que el borde de la sábana cayera sobre la entrepierna. Recuperé toda la excitación que se había evaporado en parte. Cogí el periódico con la mano izquierda, pero sin ponérmelo delante, sino dejándolo a mi izquierda, donde lo hubiera encontrado mi vista si hubiera girado la cabeza, cosa que no hacía. Era, supongo una imagen surrealista, alguien sosteniendo un periódico a su izquierda, que no miraba. En todo caso, eso le daría a mi madre una visión de mi cuerpo sin estorbos si se decidía a mirarlo. Con la mano derecha saqué la polla y empecé a acariciarme.Aunque Paquita tenía la mirada fija en el periódico era casi imposible que no vislumbrara lo que hacía su hijo. El corazón me estallaba, pero la excitación era más fuerte que el miedo. Me detuve para sacar el pañuelo, pero todavía no lo coloqué sobre la polla. Ahora era el momento en que ella debería darme la espalda para facilitar el remate de la faena, pero no lo hacía. Tampoco pasaba página alguna. Aquello era una locura. Empecé a sentir los deliciosos escalofríos que anunciaban lo que se avecinaba. En medio del placer pensé “Ahora. Ahora me va a llamar la atención justo cuando me estoy corriendo, ¿qué voy a decir?” Y claro no se me ...
    ... ocurría ninguna respuesta. Tuve la lucidez necesaria para cubrirme con el pañuelo cuando el geyser empezó a dispararse. Paquita seguía imperturbable leyendo el periódico, mientras su muslo maravilloso me hacía guiños que se traducían en toneladas de placer.El miércoles decidí entrar solo con los calzoncillos y con un expresivo pañuelo en la mano. El calor era un argumento suficiente si es que mi madre me preguntaba por lo singular de mi atuendo, pero no me iba a preguntar y desde luego no me preguntó. Al dirigirme al asiento ella levantó la rodilla como para darme la bienvenida. Me senté, pero no cogí el periódico. Contemplaba lo que tenía delante sin disimulo. Si Paquita me preguntaba le diría claramente lo que me pasaba, que estaba enloquecido de deseo por ella y que haría cualquier cosa porque me dejara mirarla (devorarla con la vista) mientras me masturbaba, pero no me preguntó. Me saqué la polla sin ningún disimulo e inicié mi ejercicio cotidiano esta vez con mayor comodidad que nunca. La situación era escandalosa. De pronto, aparté la vista de su pierna y la miré a la cara.Me quedé estupefacto. Ella había girado la cabeza y me observaba fascinada. Nos miramos a los ojos. Ella dirigió de nuevo la vista hacia la polla. Retiré la mano para que pudiera contemplarla en todo su esplendor. Conseguí levantarla un par de veces sin soporte manual, algo que yo creía muy excitante. Abrió la boca para decir algo, pero siguió callada. Era mi momento. Susurré. “Ayúdame” mientras me acercaba ...
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