El viejo que más odiaba me cogió - Relatos Eróticos

El viejo que más odiaba me cogió

... y la sensación de que me estaba partiendo en dos, las lágrimas corrían por mis mejías, él seguía en su faena, estaba como loco, sus embestidas eran cada vez más bestiales. Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! gemía a cada impulso que daba a su pelvis, enterrándome aquella polla en lo más hondo mi interior, rozándome y masajeándome la próstata. Eres divino decía, estas bien apretado, yo seguía llorando, con mis manos empujaba su pecho para alejarlo de mí y disminuir las embestidas, pero él seguía dándome duro, poco a poco el dolor y el ardor fueron desapareciendo y comencé a sentir un poco de alivio, aún con un poco de dolor, pero me estaba gustando.
Él seguía con su faena, empujaba fuerte, la sacaba y la volvía a meter, sentía como estimulaba mi próstata, era bien rico, aunque doloroso, me gustaba, yo mismo estaba sorprendido de cómo me gustaba ese dolor, es difícil de describir, pero me gustaba. No sé cuánto tiempo duró eso, pero de repente sentí una sensación nunca sentida en mi pene, yo estaba teniendo un orgasmo maravilloso sin tocarme, el mejor de mi vida, ya que cuando me hacía una paja, no tenía mi culito lleno de carne dura, él comenzó a hacer ruidos extraños, se lanzó hacia mí, gritó agg, agg, agg, decía yo sentí como su pene se agrandaba y su polla se hinchaba en mi interior, empezando a palpitar, eyaculando dentro de mi, distendiendo las paredes de mi recto, lo sentí varias veces, era una sensación rica, sentir como ese trozo de carne distendía mi culito. Se vació dentro de ...

... mi culito. Bajó mis piernas de sus hombros y se tendió encima de mí, me seguía besando apasionadamente, me mordía los labios, la oreja, besaba mi cuello, eres divino decía. Seguía empujando suavemente su pene dentro de mí, pero yo ya sentía un alivio, ya no era tan grande, se salió solo. Yo sentía una extraña sensación en mi recto y ano, algo así como dolor rico, como un espasmo, pero también un vacío, quería volver a tener dentro de mi ese trozo de carne que me había hecho tener uno de los mejores orgasmos de mi vida
Me puso de lado, seguía masajeando mis doloridos glúteos, me tomó del cabello y lo acarició, me puso boca abajo, se puso encima de mí y bajó hasta mis nalgas, las comenzó a mordisquear, a besar, apretar. Agarró algo de la mesa de noche y me limpió un líquido caliente que empezaba a salir de mi culito, no quería que yo viera que de mi culito salía sangre. Apartó mis nalgas y me limpio bien, más adelante vi en el basurero que estaba cerca de la cama, que el papel que había usado para limpiarme, tenía sangre, me había roto el culo y yo lo había gozado inmensamente, sabía que de aquí en adelante, iba a ser suyo, que era mi dueño, que me iba a entregar a él cada vez que él quisiera, yo ya no era dueño de mi cuerpo, le pertenecía a este hombre que hasta ese día había odiado tanto, y ahora quería que estuviera dentro de mi .
Ven, me dijo vamos a bañarnos. Te voy a limpiar. 
Yo estaba en trance, le había entregado mi virginidad al hombre que más odiaba y me había ...