Noches mágicas - Acto II - Relatos Eróticos

Noches mágicas - Acto II

... y saboreé su incipiente zumo y, preso de frenesí y de lujuria, empecé a lamer con ansia todo su instrumento. Chupaba, besaba, mordía sin verme harto de carne al tiempo que una de mis manos subían arriba y abajo su capuchón y la otra masajeaba sus cojones.Estaba tan entusiasmado en mi labor que no oí como se abría la puerta de la casa. Sólo me sacó de mi succión la voz de Sergio que había entrado.- Vaya, ya veo que habéis empezado la fiesta sin mí – dijo mientras se acercaba a nosotros - ¿qué, te gusta la berenjena que estás comiendo?Tal como me había pillado no podía disimular mi deleite, así que contesté:- Es magnifica, y está muy buena ¿quieres un poco?Soltó la carpeta que llevaba encima de la mesa y se arrodilló frente a mí. Yo le acerqué la polla de René a su boca pero él pasó una mano por detrás de mi nuca y tirando de mí acercó mi boca al protuberante capullo. Ambos pasamos los labios sobre él y empezamos a lamerlo al unísono. Nuestras lenguas se rozaban por debajo y nuestros labios por encima. La suavidad del glande competía con la humedad y el calor de su lengua. Nos besamos con la polla de René entremedias de nuestras bocas. Nos besábamos y le besábamos a él.Creció la excitación entre los tres y una de mis manos fue a buscar el instrumento de Sergio. Palpé su miembro por encima del pantalón. Lo tenía bastante hinchado, al igual que el mío.- Dejadme que os ponga cómodos – apuntó René. Y escapándose de nuestros labios, nos cogió de los hombros y nos hizo levantar. ...

... Desabrochó la hebilla de mi cinturón mientras yo hacía lo propio con la de Sergio. Al minuto nuestros pantalones, nuestras camisas y nuestra ropa interior habían volado.Allí estábamos los tres, frente a frente, desnudos y totalmente empalmados.- Ahora me toca a mí – dijo René. Y agachándose cogió mi polla con una mano y la de Sergio con la otra.- Qué jugosa está esta pequeña – comentó refiriéndose a la mía.Y la verdad es que comparada con la de ambos era la más pequeña, pero sin embargo la que más pronto se lubricaba de las tres, pues mi líquido seminal sale con suma facilidad en el momento que me excito.- En cambio la tuya – continuó refiriéndose a la de Sergio – está muy hinchada pero reseca.Entonces con una maestría soberbia acercó ambos glandes y empezó a frotarlos el uno contra el otro. Creí que me iba a correr en ese momento. Me invadió una sensación sublime que me hizo perder por un instante el sentido. No tuve más remedio que abrazarme a Sergio para no perder el equilibrio y caerme. Él aprovechó la situación para besarme por el cuello y acariciarme la espalda y las nalgas.Tan pronto notaba la lengua de René recorriendo mi polla como la sentía en el fondo de su garganta, caliente y húmeda; ahora podía sentir nuestros glandes espachurrados en su boca y sus labios absorbiendo nuestros líquidos. Creí que me iba a desmayar de gozo, me flaqueaban las piernas y mi excitación era tal que busqué los labios de Sergio para besarle y meterle mi lengua en lo más profundo de su boca al ...