1. Tan simple, tan sencillo


    Fecha: 17/11/2017, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... provocaban. Nos rodearon. Eran diez reptiles verdes y feroces frente a diez chicas blancas, una negra y un hombre. Se escuchaba la respiración agitada de ambos bandos. Nadie, fuera humano o animal se movía. Parecieron eternos esos momentos. Uno de ellos se acercó al grupo. Nuestras miradas convergieron, era el mismo velocirraptor que habíamos visto antes. Sus ojillos eran tan dulces, tan tiernos. De pronto parpadeamos al mismo tiempo y por fin pude comprender el sueño que me inquietó, pude comprender mi incomodidad con Ed y con los otros hombres, pude comprender las intenciones que lo hicieron regresar con su manada ¿Acaso había logrado una mejor comunicación con un dinosaurio que con un hombre? La negra también se desmayó. Diez chicas expectantes y dos personas desmayadas. Diez reptiles prehistóricos y un páramo desolado. Era obvio lo que sucedería. Era deseable lo que acontecería. Yo estaba lista pero ¿lo estarían mis compañeras? El macho alfa, ahora estaba segura que lo era, se hizo a un lado. Susurré: “Chicas ¿recuerdan como regresar al área segura?” asintieron con sus cabezas. “Síganme en silencio y lentamente. No corran. Pero sobretodo, no opongan resistencia.” Caminamos con paso lento hasta que todas abandonamos el vehículo. Deberíamos ir rumbo al norte. En cuanto en el vehículo quedó Ed y la guía, los velocirraptors se abalanzaron sobre sus cuerpos inertes, antes de que pudieran gritar o siquiera darse cuenta de su penosa situación, chorros de sangre salían de esos ...
    ... cuerpos, se oía claramente como se peleaban por la carne humana y la devoraban con ansias. Dos de ellos se disputaban el tronco de Ed. Lo partieron a la mitad. Otros dos le arrancaron sus piernas y de un golpe las engulleron. No quedó nada de ese cobarde. Nada. Nosotras continuamos la marcha volteando ocasionalmente para ver las escenas que nos parecían horrorosas e hipnotizantes. Temblábamos. Unas gotas ligeras nos cayeron. Fue Mary quién abrió el umbral. -¿Por qué no nos comieron? ¿Cómo supiste que hacer? Los velocirraptors voltearon en dirección hacia nosotras parecía que había escuchado la pregunta y estaban dispuestos a darle respuesta. Les gusta correr pensé. Les gusta correr. -Les gusta correr- grité mientras me lanzaba veloz por la llanura verde. Las chicas me imitaron. Ellas asustadas, yo gozosa. Sabía lo que vendría, cuerpo estaba mojado, igual que mi ropa interior; a cada paso que daba podía sentir una oleada que me llenaba desde el interior, era suave, era ligera, era un preludio de lo que se nos avecinaba. Cada bestia salió disparada en dirección en cada una de nosotras. El polvo que se levantaba detrás de mí me hizo girar la cabeza. No me había defraudado: el macho alfa me correteaba, saboreando la roja sangre en sus fauces. Me reconoció como la hembra alfa de mi “manada”. Una piedra me hizo tropezar y rodar por el suelo. Tuve unos raspones en mis brazos y la ropa quedó desagarrada. Frente a mi estaba el gran velocirraptor. -No opongan resistencia. Déjense llevar ...