1. Mamitas necesitadas


    Fecha: 18/11/2017, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... en su boquita. Cuando Lucas no pudo más se sentó con ella a upa, y mientras le chupaba las tetas le daba pija como un desquiciado. Luisina gemía y saltaba con algunos hilitos de baba en su mentón. De hecho, por ahí la pija se le salía de la concha, pero como si hubiese un imán entre ellos, volvía a entrarle toda sin dificultades. En una de esas tantas entradas y salidas Lucas descargó un terrible lechazo que le empapó desde las lolas a las piernas. Solo un poquito llegó a anidarse en su conchita. Lucas parecía tener la pija cada vez más dura, o haber reunido mayores energías. Estaba transpirado y necesitaba fumar. De pronto Luisina nos silencia con un chistido y dice en voz baja que alguien llamó a la puerta. ¡Soy Flavia chicas, abran que quiero hablar con ustedes! Luisina le abrió sin consultarnos. Lucas estaba en bolas, yo en calzones, y todos lucíamos como solo se puede estar luego de tener sexo. Flavia tiene 30 años, y las cosas con su marido no iban bien. Por eso, supuse que ya que estábamos, no le vendría mal un buen polvazo. Claro que no conocía el parecer de Lucas, ni sabía si él se prestaría a hacer algo con ella. Flavia entró, puso cara de desconcierto y vergüenza a la vez, y exclamó: ¡eeeepaaa, qué hacen locas de mierda… y vos Luisina, tu hijo quiere la teta mamita… me imagino que ésta no es tu bombacha no?! Pero no podía negarlo, pues, Flavia la recogió del suelo y le subió la pollera para comprobar que no la traía puesta. Yo cerré la puerta, y mientras le ...
    ... explicaba a Flavia cómo se dieron las cosas, y que todo era mi culpa, vi que Lucas se pajeaba. Flavia me escuchó hasta el momento en que Luisina la empujó a la cama, y entonces Lucas le tomó una mano para ponerla sobre su poronga. Yo me senté en la sillita a ver cómo Flavia se lo merendaba a besos mientras decía: ¡Vos siempre te las arreglás para cogerte a uno Luisi, qué putita sos pendeja! Pronto Luisina se sentó al otro lado de Lucas y le dio sus senos para que se los lama y chupe con más alevosía que antes, al tiempo que Flavia lo pajeaba y se pegaba con su pija en la boca, aunque no se atrevía a mamarlo por causas de sus antiguas estructuras sexuales. Siempre dijo que el pete es re cochino, antihigiénico y para enfermos mentales. Yo me refregaba la concha y jugaba con la bombachita de Luisina, hasta que se me ocurrió llevarla a mi nariz. No sé por qué, pero imaginé cómo se vería el corazoncito de adelante junto a su vagina y me excité muchísimo, y más con su aroma invadiendo mis pulmones. Entretanto Luisina dejaba que Lucas le meta un dedito en la concha, y que Flavia le restregue las tetas por la pija. Cuando Luisina dijo: ¡No nene, no te doy más lechita porque no me va a quedar para mi hijo!, mi cabeza se aturdió en sus pensamientos morbosos, y todo se distorcionó en mi consciencia. Flavia se bajó el jean para mostrarle ese pedazo de orto a Lucas, casi tan pegado a su cara que, él no tuvo inconvenientes en bajarle la tanguita con los dientes, besuquearlo y azotarlo con sus ...
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