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Esas chicas de limpieza
Fecha: 06/12/2019, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Jairzinho, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... en el hotel pues allí no estábamos atados para entregarnos completamente y sus gemidos y gritos inundaban cada rincón de la habitación. Verla prenderse de mi verga y juguetear con su lengua en mi glande era la locura, para luego ver como sus labios estaban prendidos de mi miembro mientras iniciaba su sube y baja bucal, y todo sin que su lengua por dentro siguiera en su juego. ¡Qué mamadas daba está charapita! Y encima, la condenada no se olvidaba de los gemelos, degustándolos uno a uno y dejándolos bien ensalivados… ¡Una delicia! De allí la fama que tienen las chicas de la selva de siempre mantener satisfechos a sus machos. Después eso, era yo quien tomaba manos a la obra y hundía mi cara entre sus piernas para saborear todos los pliegues de su vagina y jugar con su clítoris, lo bueno de eso es que Vicky no tenía una pelambrera púbica abundante y así me libraba de atorarme con algún vello. Mientras yo seguía comiendo y comiendo papita, la charapa me revolvía de los cabellos ahogada en suspiros de placer y una vez de quedarme sin lengua, me movía agarrando mi pene y llevándolo hacia la entrada vaginal y procediendo a empujar el glande juguetón hasta que desaparecía dentro de la cueva del placer, Vicky me llamaba para que me eche encima de ella y quedar abrazados y con mi verga llenándola por completo. - Qué rico se siente mi niña. - Sí, muy rico sentirte dentro de mí.- respondió Vicky. - Estás mojadísima y caliente.- dije moviendo mi pene dentro de ella. - Mmm qué ...
... grande.- dijo sonriendo. Siento que choca con el fondo de mi vagina. - Sí lo sientes cuando empujo pues yo también siento mi glande chocar con algo. - Antes cuando hacías eso me dolía un poquito pero ahora se siente muy rico.- respondió pasando sus brazos por detrás de mi cuello y fundiéndonos en un beso húmedo y lascivo. Lentamente nuestros cuerpos se fueron entregando al placer mientras mi pene se abría paso entre las paredes vaginales de mi joven amante y que poco a poco se iba calentando más; y lo sabía pues mi termómetro de carne así me lo señalaba. Con los minutos que fueron pasando, la habitación se llenaba de sus gemidos y quejidos y yo no me detenía en el mete y saca, pero bien prendido a uno de sus senos, y pasando de uno al otro como si de un bebé se tratara. Luego, cambiamos a perrito y a pesar que su ano me guiñaba deseoso, decidí esperar para más adelante pues no tenía lubricante a la mano y poseer ese rincón aún virgen de ella. Así que agarré mi pene y poco a poco mientras empujaba mi glande fue desapareciendo dentro de Vicky, una vez que tuve la mitad en su canal vaginal la sujeté de las caderas y empecé a moverme con suavidad que no duró mucho tiempo pues segundos después dejaba ir mis caderas con velocidad provocando los gritos de la charapa. - Ouuuuuuuuuu.- se quejaba la pequeña. - ¿Me detengo?- interrogué sometiéndola con furia. - ¡Nooooooo! Sigue, sigue.- gruñó presa del placer. Esta hija de la selva se me entregaba por completo y yo solo podía ...