Jarochos muy calientes. - 2 -
Fecha: 06/05/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... teniendo una fuerza tremenda y me deslizaba por la colcha roja. En un par de ocasiones su polla salió de mi culo, y con ferréa dureza golpeó mis nalgas, para introducirse de un solo movimiento nuevamente en mis entrañas, pues era allí donde reinaba... Me encantaba la sensación de verme abandonado, de ser un puto títere a las ordenes de su lujuria, de que de nada sirviese implorar para suspender la follada... Estaba como drogado, ambos estabamos drogados, poseidos por la mejor droga que se puede conseguir : una buena polla, un buen culo; lo demas sobraba. En aquel momento, sólo existiamos él y yo. Nadie más. Nada más, ni siquiera un coño para él...
Su empuje me llenaba. Cada embestida hacía que esta viajase por todo mi cuerpo marcando a fuego la pasión por él trabajada. No paraba de hablar, palabras ardientes que sólo podían estar pensadas con el capullo, se mezclaban, en perfecta armonía, con otras que sólo podían ser tejidas por un corazón fino como el suyo : una alianza de cuerpo y alma. Sus frenéticos asaltos acrecentaron su cadencia, hasta llegar a un ritmo sincopado en el que mi amante jarocho quedó repentinamente mudo, y a partir de ahí, sólo su verga habló con sus taladradoras palabras... Yo era un guiñapo ahogado, sofocado por todo ese mar de placer en el que nadaba, y que llevaba a nuestros cuerpos sudorosos a un más allá alucinante. Estábamos en un punto tal de sensibilidad, que aún teniendo los ojos cerrados por el ardor del momento, presentí cuando se ...
... correría, pues como una pequeña corriente eléctrica, como una vibración que se sumaba a sus trémulas penetraciones, tomó la sincopa de su follada.
Sentí cómo mis ardientes entrañas se regaban de su fogosa leche, cómo los trallazos salían en un todo continuo, sin que él frenara su perforación, hasta inundar mis intestinos con su deliciosa hombría. Ni un gemido salió de su boca, su ahogado grito era lo único que pude vislumbrar desde la ceguera que me acompañaba. Yo, en cambio, no dejé de jadear, como sí aquella leche no fuese la suya, sino que saliera de mi dura verga... Fue una sensación extraña, como un orgasmo seco. Diez segundos después se derrumbó sobre mi cuerpo, exhausto y sofocado. Yo lo besé tiernamente, agradeciéndole todo el amor que había vertido en mí. Él sonrió, con una sonrisa que expresaba la felicidad de lo que había vivido y la satisfacción de haber cumplido con la promesa de vaciarse las bolas tres veces seguidas !
- "Cómo te pareció, mi putita ?... Lo has disfrutado ?... Te gustó la postura ?... Estoy rendido, mi putita..."
Para agradecerlo mis labios depositaron sobre los suyos toda la ternura que meritaba aquel extraordinario macho jarocho. Al poco, respondió a mis besos con una ternura que contrastaba con la ferocidad de minutos antes. Así estuvimos unos diez minutos o más, sin hacer hacer otra cosa que intercambiar nuestros besos, sin palabras
Luego, nos quedamos tumbados en silencio. Yo estaba pensando en los extraordinarios momentos que había vivido ...