Cuarentena. El estudiante hambriento
Fecha: 11/05/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... llegara hasta lo más profundo de mi garganta. Sin sacarla de mi boca, me giré y puse mi cuerpo en sentido contrario al suyo, acerqué mi verga a su boca, e iniciamos un delicioso 69. Aquello fue de lo más sublime. Sentir mi polla en su boca, casi me hace correrme al instante. No sé cómo pude contenerme y no eyacular en su boca... Sentía su lengua recorriendo mi glande, sus labios succionar mi licor preseminal, su boca trangándose todo mi miembro... Uufff !... qué locura ! Menos mal que en un momento se olvidó de mi polla y se centró en mis nalgas. Las abrió con sus manos para pasarme uno de sus dedos por mi ojete, rozándome apenas. Una especie de descarga eléctrica me recorrió todo el cuerpo. tenía que contenerme, no quería por nada del mundo terminar tan pronto. Me centré de nuevo en comerle la polla lo mejor posible, pasando mi lengua una y otra vez en el frenillo, la unión de su prepucio con el glande, como sí degustara un helado. Chupaba, lamía, saboreaba las pequeñas gotas que emanaba su sexo... No pude seguir, me paré en seco al sentir las caricias de su lengua en mi culo. Me estaba volviendo loco. Disfruté de estos lenguetazos, notando cómo mi esfinter se humedecía y dilataba por momentos. Pero volví a la carga : bajé mi boca a sus huevos, me los metí uno a uno dentro, los chupé, los lamí, los saboreé, dejandolos empapados con mi saliva.
Él volvió a meterse mi miembro en su boca. Eso me animó a seguir bajando mi lengua por debajo de sus bolas. A duras penas desde ...
... mi postura, podía llegar más abajo. El negro intuyendo lo que pretendía me facilitó la labor. Abrió más las piernas y levantó sus rodillas hasta casi llevarselas a su pecho. Eso me facilitó el acceso hacia sus nalgas. Con mi lengua fui recorriendo el espacio que separaba sus bolas de su ano. Y llegué adonde quería. Ví el rosetón marrón de su agujero, lo lamí varias veces, puse mi lengua tensa y la introduje un par de centímetros en él. Pude oír cómo aumentaban sus gemidos, cómo se contorsionaba, cómo intentaba ayudarme para que pudiera llegar más adentro. Al tiempo comenzó a jugar con su dedo húmedo en mi propio ano, forzando mi esfinter a abrirse, metiendo y sacando su dedo, más y más dentro.
Estuvimos un buen rato dilatándonos mutuamente, suspirando y gemiendo ambos. Decidí cambiar de actividad, me bajé de encima de él, y me tumbé a su lado en el sofá. Él se colocó encima de mí, besándome de nuevo y restregando su durísima verga contra la mía. Su lengua me buscaba salvajamente, recorriéndome la boca por dentro. Yo le acariciaba la espalda, y era evidente por mi gesto. Yo asentí con morbo y lleno de excitación.
- "Hazlo, le dije, quiero ver y sentir cómo me penetras..."
El negro sonrió.
Flexioné las piernas y llevé mis rodillas al pecho. Él metió dos o tres dedos en mi boca para que los ensalivara. Me besó al tiempo. Y se mantuvo bésandome mientras su mano llegaba a mi agujero. Yo me dejaba hacer, loco de excitación y con ganas de más, de mucho más. Me besaba mientras ...