Cuarentena. El estudiante hambriento
Fecha: 11/05/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... interesado a lo que tengo entre mis piernas ?... con todas esas preguntas... Sí ese es el caso, ya que desde mucho tiempo nadie me lo ha acariciado... no te cortes, amigo... Tócalo, veras lo duro que es... Creo que el animalito ya se despertó... y no aguanta más..."
Me puse de rodillas, en medio de sus piernas y lo contemplé. Sobre la tela nera de sus vaqueros se marcaba su verga en su plenitud, pugnando por salir fuera de esa contención de tela. La escena me ponía todavía más caliente, me demoré mirando su cuerpo. Los ojos del negro brillaban, producto del alcohol y la excitación del momento. Me mantuve en silencio, acerqué mis manos a su cintura y desabroché sus vaqueros... Y brutalmente bajé su pantalón y su calzoncillo, deslizandoles juntos por sus piernas hasta quitarselos del todo. Tenía una polla magnífica, sin circuncidar, pero mostrando parte de su capullo fuera del capuchón. Estaba tensa, con las venas bien marcadas, palpitante. Se quedó apuntando hacia su vientre. No quise tocarla. Me quité a mi turno mi pantalón y mi slip, y me tumbé sobra él para besarlo. Fué una sensación increíbe. Senti su cuerpo cálido y fuerte debajo mío, mientras nuestros sexos quedarón aprisionados y juntos entre nuestros cuerpos. Nuestras vergas se saludaban mutuamente, se daban la bienvenida, se besaban entre sí, dandose calor la una a la otra, pugnando por ocupar un sitio entre nuestros vientres.
Comencé una cadena de besos, fui bajando por su pecho hasta llegar a su pubis. Lo ...
... olí. Él me acariciaba la espalda y la cabeza, acompañándome en mi descenso. Por primera vez agarré su verga con mi mano. La levanté y la mantuve un rato apuntando el techo, mientras la miraba. Quería contemplarla en todo su esplendor. Tiré de su capullo, y su glande apareció reluciente al completo. Era una magnífica bellota de color púrpura, muy olorosa. Abrí mi boca, saqué la lengua y la pasé por este hermoso fruto. Lamí su glande por un lado y por otro; luego me lo metí dentro de la boca para saborearlo con dulzura. Su polla no era muy grande ni muy gorda, simplemente era preciosa. Del tamaño justo para ver cumplidos todos mis deseos. Quería saborearla, sentirla dentro de mi boca, notar su textura, su dureza, su calor... Abrí bien los labios y fui comiéndomela poco a poco, hasta que chocó con el fondo de mi garganta. No podía meterla más. Puse mis labios sobre mis dientes para no herirle e inicié un movimiento circular lento, en uno y otro sentido de las agujas de un reloj. Sé que eso excita mucho más que hacer un movimiento de sube y baja, aunque sea parcimonioso. El negro suspiraba y lanzaba algún que otro quejido, animándome a seguir. Pasados unos minutos la saqué de mi boca y con la lengua recorrí sus veludos huevos. De la garganta del estudiante salían ahora una especie de gruñidos que me excitaron aún más. La cosa iba por buen camino.
Volví a su miembro. Sus manos ayudaban en ese labor, apretando mi cabeza contra la base de su polla y empujando con su pelvis para que ...