Cachorros calientes
Fecha: 23/07/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Manu, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
Queriendo descubrir todas las ventajas de la ciudad donde estaba pasando unos días de vacaciones, escogí dar un paseo en esa playa, bastante remota, donde (me dijieron...) había cosas raras de noche... Tomé el bus hacia BdelR, y me bajé en la parada del último hotel. Me enfilé en un caminito que se dirigía hacia al mar, y, a unos 400 metros, me encontré en una playa desierta, un poco abandonada, con arbustos espinosos que formaban como una barrera entre el mar y la carretera. Caminé por la playa, tratando de alejarme al máximo del hotel, construido frente al mar. La arena era hermosa, blanca, el agua limpia. No entendía por qué nadie venía a bañarse en ese lugar. Sin duda su reputación como sitio de ligue gay, y los chismes que corrían a propósito de supuestas orgías nocturnas, habían definitivamente disuadido a los habitantes de venir con sus familias.
Elegí un lugar limpio, extendí mi toalla, puse mi traje de baño, y fui a probar la temperatura del agua. Pude entrar sin ninguna renuencia : el mar tenía esa dulzura perfecta que permite hundirse en él sin ser sobrecogido por una frescura inesperada que paraliza. Nadé a lo largo de la orilla, sin apartarme mucho del lugar donde había dejado mi bolsa con todo, ropa, billetera, celular. Regresé a la playa, y me acosté sobre la toalla para secarme al sol. Era ya más de las 5 de la tarde, pero el sol todavía calentaba mucho el aire y la arena. Voces fuertes y risas me hicieron levantar la cabeza. Apoyado en un codo, ví ...
... correr en la arena cuatro chicos que se libraron en pocos segundos de las toallas, que llevaban alrededor de sus cuellos, y algunas otras cosas que juntaron en una sola pila. El cuarteto de adolescentes ruidosos corrió al mar y se hundió sin dudarlo en el agua. Hicieron algunos movimientos, no muy elegantes, pero al menos dos de ellos avanzaron lejos hacia el mar con una verdadera eficiencia. Regresaron rápido al borde donde los otros dos, menos buenos nadadores, habían permanecido cuatelosamente.
El cuarteto reunido comenzó a alborotar : un chico tratando de hacer tragar agua a otro, otro muchachito echando abajo por sorpresa un tercero, todos riendose sin mesura. Yo, con gusto, los observaba jugando como cachorros, y con esa gracia natural de los chicos de esa edad. Sus cuerpos mojados brillaban al sol, y cuando uno de ellos, exhausto, se sentaba en la arena para descansar, los otros tres se aliaban contra él y, levántandolo por los pies y los hombros, lo arrojaban al mar, riendose a carcajadas. Debían tener 14 o 15 años como máximo. Todos ellos tenían cuerpos ya bien desarrollados, que su semi desnudez ponía de relievo. Tres chicos llevaban trajes de baño al estilo de las Bermudas, que llegaban a sus rodillas. Sólo uno, más atlético, llevaba un boxer amarillo, de cintura baja, cuya enorme joroba se veía claramente, a pesar de los 20 metros de distancia entre nosotros. De las tres bermudas, una era blanca, y la tela mojada se había volvido bastante transparente, insinuando ...