1. El juego (II)


    Fecha: 03/12/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... forma de lavarlo, como se le ponía su polla, como se la lavaba, etc. Ante su insistencia, tuve que describirle el tamaño del pene ante lo que ella exclamó "No esta mal ". También ya casi liberada, le dije que en los últimos días yo también me desnudaba y nos duchábamos juntos, reconociéndo que dejaba que Javier me ayudase a quitarme la arena con sus manos. Todo eso se producía entre risas, por un momento pensé en que ella no se creía aquello, que estaba pensando que me lo estaba inventando. Pero al fin dijo - ¿Y hoy también te encerrarás en la ducha para lavarlo? - . - ¿Porqué no iba ha hacerlo?- respondí. Llegó la hora de la ducha, en primer lugar fuimos Javier y yo. Tras cerrar la puerta, nos desnudamos y comencé a lavarlo, éste me sorprendió ya que sin yo haberle dicho nada, comenzó a tocarme los pechos pasando posteriormente a recorrer todo el cuerpo. - Que decidido estás hoy - le dije, a lo que él contestó, con cara de sorpresa - Lo siento, creía que me dejabas - Lo tranquilicé al decirle que sí, que podía tocar cuanto quisiera, pero que hoy no íbamos a tener mucho tiempo ya que al estar los invitados fuera, había que darse prisa. Así que aquella tarde tuvo que salir sin que pudiera descargar aquel hermoso semen. Por la noche tras la cena, tomamos un rato el fresco en la terraza. Al rato, Pedro manifestó que se encontraba cansado y le pidió a María que lo llevara a la cama diciéndole que luego podía volver a bajar a charlar con nosotros. Miguel se decantó también por ...
    ... irse a la cama, así que decidimos ayudarles a acostarse y luego regresar a la terraza ya que aún era pronto y ninguna de las dos teníamos sueño. Al llegar a la habitación Miguel me hizo colocar el biombo de una forma determinada. Comentó que así él desde la cama y a través del espejo del armario, podía observar prácticamente toda la habitación, por supuesto veía con perfección la cama donde teníamos que dormir Roberto y yo, (En ese momento recordé que aún no le habíamos dicho nada a Roberto), incluso con la luz de la lamparilla de la mesita y gracias a la sombra que producía el biombo en el sofa-cama, desde la cama no se podía ver el mismo ya que únicamente allí se veía una zona de sombra, así que Miguel me pidió que cuando entráramos en la habitación encendiera la lamparilla y así él podría observar como nos desnudábamos y nos acostábamos. Quería que consiguiera que nos acostáramos los dos desnudos. Cuando bajé a la terraza ya estaba allí María. Continuamos charlando y luego llamé a los chicos para darles la noticia de cómo iban a dormir. Pensé que tal vez ellos también habrían pensado como iban a dormir ya que no hacía falta ser muy listo para saber que faltaba una cama. Directamente sin rodeos y dirigiéndome a él, le indiqué a Roberto que mientras ellos estuvieran en casa tendría que dormir conmigo ya que no había más sitio. Su cara fue de sorpresa. El resto también, ya que miraron rápidamente a Roberto, diría que con la mirada le felicitaron por la suerte que tenía. En ...
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