El reencuentro tórrido con Agica
Fecha: 10/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... días, conocí a la persona que había en mi hermana. Me descolocaba su afán por estar siempre juntos. Codo con codo. Fueron días de estrecho contacto. Nuestros cuerpos pasaban horas pegados uno al otro. Nuestras manos se cruzaban con frecuencia. El roce hace el cariño, dicen. Aprobé las tres. Pasé de curso gracias a mi hermana y se lo agradecí dándola un beso, entrando de noche en su habitación. Ella estaba despierta. La había prometido una sorpresa cuando papá y mamá se durmiesen. El beso duró tanto que me asusté. Me asusté porque me gustó. Quise salir corriendo de su habitación, espantado. Sandra me invitó a meterme dentro de su cama pero me marché sin decir nada. Comenzaba a tener preguntas que no quería responder. Comencé el último curso antes de la selectividad. Papá compró una mesa de estudio más grande para mi habitación. Sandra y yo estudiábamos juntos y a juzgar por los resultados plasmados en las notas, todo eran ventajas. También para nosotros. Cerrábamos la puerta argumentando concentración absoluta. Nos cogíamos de la mano. Nos besábamos. Nos abrazábamos. Alguna vez mi mano se posó sobre sus pechos. Alguna vez la suya sobre el mío. Pero no quise sobrepasar aquel límite. Era un límite que interpuse yo porque sabía que Sandra no tenía ninguno. Nada de desnudos. Nada de sexo. Aunque ambos acabábamos con un acaloramiento tan acusado que teníamos que aliviarnos por separado. De repente, la dejaba sentada delante de la mesa de estudio, con el sabor de su boca aún ...
... perdurando en la mía, con un calor tan profundo en todo mi cuerpo que me costaba hasta respirar. Recuerdo nuestra primera relación sexual. Fue algo especial. Así lo recuerdo y quizá la memoria, con sus olvidos casuales, ha guardado lo bueno y desechado lo malo. También estábamos solos. Papá estaba trabajando y mamá estaba fuera, haciendo la compra. Me estaba duchando. Era por la mañana, acaba de levantarme y dentro de poco tendría que coger el tren de cercanías para ir a clase. Pensaba en lo que había estudiado el día anterior, repasando la lección. Sandra me había enseñado muy bien. Un golpe sobre la mampara me sacó de mi ensimismamiento. El vapor del agua caliente empañaba los cristales de las mamparas. Pasé la mano para ver qué había sido ese ruido. Sandra estaba sentada sobre el inodoro, desnuda. Había bajado la tapa y estaba sentada frente a mí, apoyada en la pared. Estaba abierta de piernas, frotándose el sexo. Tenía los ojos entornados, mirándome fijamente. Y yo a ella. Su sexo estaba afeitado excepto un fino triángulo de vello oscuro sobre su hendidura. Aumenté el cerco sobre el cristal para verla de cuerpo entero. Sandra era bellísima. Poseía un cuerpo flexible y elegante. Tenía el cabello recogido en un moño. Se mordía el labio inferior a la vez que su mirada se fijaba en mi sexo, visible al haber pasado la mano por la mampara. Sus pechos eran blancos y de aspecto sabroso, juvenil. Pezones oscuros y areolas grandes e hinchadas. Su vientre estaba plano y su sexo estaba ...