La tía Lilian (par.1) Maestra y hembra me enseñó a disfrutar
Fecha: 13/12/2017,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
Este no es un relato erótico más, fue una relación que trascendió el deseo y la pasión, que saltó las barreras de lo convencional, la historia que me marcó en placer del erotismo y del sexo, aprendizaje en tiempo real cómo se debe tratar a una mujer. Antes de iniciar el relato quiero dedicárselo a Lilian, que fue la mujer madura que me hizo hombre en todo el sentido y la extensión de su significado, que aún hoy sigue siendo una referente, fuente de inspiración en mis deseos más profundamente eróticos. Decirles a las lectoras que todas la vivencias volcadas en esta historia son totalmente auténticas, que sepan disculpar mi falta de síntesis pero la intensidad de los hechos se agolpan en mis sentidos y no puedo pasarlos a la ligera, cada uno tiene su connotación vivencial cargado de emociones, empapados en el pasional deseo de un joven en su despertar al deseo más auténtico. Esta historia comienza cuando mis padres deben viajar a Europa por razones laborales durante todo un año, razón por la cual quedé viviendo en la casa de mi tío, viudo y sin hijos que vive solo, pero tiene una vecina (Lilian) que colaborar en la atención de la casa y me parecía también “atiende” al tío Daniel. También fui parte de la consideración de Lilian, que brindó la atención como a un sobrino, el trato era como de familia, ir y venir de su casa a nuestra era de lo más habitual, tan así que ella tenía la llave para poder entra cuando fuera necesario. La “tía” Lilian, una clásica “milf” madurita y ...
... separada, vive con Andrea, su hermosa hija, tan tetona como su mami, y cuatro años menor que yo. Estaba comenzando mis estudios universitarios y ese verano tenía clases, por cuanto era habitual que al regreso pasaba directo a la casa de la tía para la merienda. La “tía” era una mujer madura y súper activa, también trabajaba en la actividad judicial como mi tío, solo trabaja de mañana y no todos los días, el resto del día era pura acción, actividad física y atender a su hija y ahora también a este “sobrino” del interior. Como recién llegado a la ciudad de Buenos Aires no tenía amigos, por cuanto la casa de la vecina hacía las veces de “aguantadero”, como decíamos en broma, la piscina era el paraíso para soportar el tórrido veranito, que me permitían compartir con ella y Anabella, su hija. Fue precisamente que en uno de los “juegos a la hora de la siesta” que pensando que Lilian no miraba nos pusimos a juguetear, escondidos bajo la muchacha me había realizada una buena masturbación. Lilian nos había visto parte del jugueteo, el resto lo intuía. - “tal tío tal sobrino”! Me llamó a solas, tranquila, sin enfado, hasta con ternura dijo: - Necesito hablarte un poco como madre, pero sobre todo como una mujer, que comprende las necesidades del hombre con toda su testosterona presionando sus decisiones… -la pausa para constatar el efecto en mí. – No hacía falta ver de cerca para saber qué hacías en las piscina con Anabella, también fui una pendeja con toda la calentura jugando un joven que ...