Mis machos del campo (quinta parte)
Fecha: 30/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: chabelita, Fuente: CuentoRelatos
... estaba tan confusa y caliente que tenía miedo que se me note. Durante el almuerzo estuve muda, ellos conversaron cosas del campo, yo con la vista fija en mi plato no paraba de pensar en lo que había ocurrido en la oficina. Esa noche, después de acostarme me anime y le hice un mensaje a don Carlos, preguntándole porque hizo lo que hizo, que pensaba de mí, en el acto respondió, Usted es una verdadera mujer, una hembra sensual y atractiva, la deseo. Respondí preguntándole porque no siguió adelante en la oficina, ya que solo fue un roce inconcluso, el respondió, Usted es demasiada hembra para un encuentro rápido, yo quiero disfrutarla y hacerla gozar como nadie lo hizo antes. Y sin más escribió, seguimos otro dia, que descanse, besos. Confieso que no dormí esa noche, que estaba pasando? Porque todos estaban así conmigo? Los calentaba de verdad o todo se debía a que era la única mujer cercana que tenían? Tanto aspecto de puta había adquirido? Me vieron presa fácil?... Todo eso y mucho más me daba vueltas en la cabeza. Y si, sé que mi aspecto calentaba, yo era menudita, pero tenía buen cuerpo y siempre note las miradas en mis tetas, tenía nalgas firmes y mi cintura finita resaltaba las curvas de las caderas, en conclusión, había carne para satisfacer a cualquier macho, ya lo había probado con mis chicos. Mi ego estaba por las nubes. Don Carlos estuvo varios días sin venir, tenía dos comercios en el pueblo y seguramente eso lo mantenía ocupado, pero todas las noches me hacía un ...
... mensaje, “que descanse buena moza”. Además de deseada me sentía halagada más allá de mis chicos, que un hombre fascinante, culto, tan educado y bien parecido se fije en mi me resultaba increíble. Mirando sus datos comerciales en la PC de la oficina encontré su edad, era 5 años y unos meses mayor que yo, en ese momento el tenía 48 y yo ya estaba por cumplir los 43. Don Carlos como de costumbre venia cada tres o cuatro días al campo y hacia su rutina habitual, trabajaba un rato con los muchachos y luego iba a la oficina a leer las novedades que Luis o yo anotábamos y pasarlas a su pen drive con las suyas del día. Me llamaba la atención que casi ignorara mi presencia, hasta que recibí un mensaje que decía: ¨ Isabel, no me arrimo a usted porque es tanto lo que la deseo que soy capaz de agarrarla delante de todos ¨. Leerlo me produjo mezcla de risa y calentura, pero provocativa le respondí que como pensaba solucionar su problema? El respondió ¨lo dejo en sus manos, besos¨. Cada vez estaba más intrigada y caliente con él, aunque de todos modos los encuentros rápidos con los chicos me calmaban un poco la calentura. Pero su último mensaje “lo dejo en sus manos” me excitaba más y me mantenía pensando permanente en que había querido decirme? Debía inventar algo rápidamente para sacarme la intriga que me generaban las actitudes de ese hombre. Tenía que encontrar una excusa para ir sola al pueblo, allí el sabría qué hacer. Nuestra correspondencia llegaba a su casa, el cada vez que venía al ...