Mi abuelo en casa
Fecha: 02/01/2018,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
Después de quedar fuera del colegio, encontré placer en donde menos lo esperaba. Pero, vamos por el principio. Me llamo Andrea, tengo dieciocho años. Desde hace una semana estoy suspendida del colegió, pues me cacharon fumando hierba. Y mis papás ahora me negaron el permiso de salir, así que estoy encerrada en casa. Y desde hace unos meses mi abuelo paterno vino a vivir con nosotros. Un viejo gruñón de pelo gris. Así que tenemos casa llena. Mi abuelo Benito es muy independiente, jamás pide ayuda para nada, pero la semana pasada sufrió una caída y se rompió un brazo y se lastimó una pierna. Así que por el momento usa una silla de ruedas y como mis padres trabajan… si, adivinaron. Yo lo cuido. La parte más bochornosa para ambos fue cuando tuve que bañarlo, por así decirlo. Y él se negaba como un niño a que lo viera desnudo. Así que solo lo acomodaba en una silla especial y el hacía lo suyo, luego salía mal vestido y lo llevaba directo a la cama. Pero su terquedad le duró solo un par de semanas y al querer vestirse resbaló. Escuche un golpe seco y un grito ahogado. Así que fui corriendo al baño y me encontré con el abuelo tirado en el piso y desnudo. —Sal de aquí! Yo puedo solo! —Me gritó en cuanto me vio entrar. —Tranquilo abuelo, te voy a ayudar. Tranquilo. Cuando lo pude levanta y sentar en su silla pude notar que tenía una erección tremenda, creo que mi abuelo se estaba masturbando, y por eso quería privacidad. Tiene la verga más grande que jamás haya visto. Gruesa y ...
... larga. Pero lo más impresionante es que a su edad todavía se le pare. Para su edad aún se mantiene en forma, no como papá que está descuidado. Lo lleve a su habitación sin decir una palabra y podía notar su vergüenza. Así que día siguiente ni siquiera me dejo ayudarle a empujar su silla. Se la arreglo para hacerlo solo. Pero, yo no podía sacarme de la cabeza aquella visión. Y además. ¿Se masturbaba pensando en quién? ¿EN MI? Acostada en mi cama repasando la imagen de aquella descomunal verga, por instinto mi mano fue bajo mi pijama y sentí la humedad en mis dedos. Jugué un poco hasta que reaccioné. ¡Me estaba masturbando pensando en mi abuelo de setenta años! Así que al día siguiente entre de sorpresa al baño y en efecto, con el brazo que aún le funcionaba se sobaba la verga. Tenía los ojos cerrados y cuando me vio, pego un brinco que por poco y se desnuca. —¡¿PERO QUE MIERDA?! —Tranquilo abue… solo quería ver que estuvieras bien… —¡ESTOY BIEN SALTE DE AQUÍ YA! — ¿No estas ya muy mayor para andarte masturbando…? —le pregunté mientras lo acomodaba en su silla. —NO ME ESTABA…! MIRA NIÑA… YA MEJOR DÉJAME SOLO! —parecía que los ojos se le salían del enojo. —Si quieres… te puedo ayudar abuelito! —Le solté sin pensar y el reaccionó como yo esperaba. —¡YA TE DIJE QUE TE SALGAS DE AQUÍ CON UNA CHINGADA! —Ok, ya me voy… siga con lo suyo. Durante la cena estuvo mirándome nervioso. Como niño escondiendo la travesura. Y yo me mantuve sería, pero sin quitarle la vista de encima ni un momento. ...