Historias de oficina (21)
Fecha: 03/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Danuss, Fuente: CuentoRelatos
... sueño tarde mucho en tranquilizarme, me saqué desesperadamente toda la ropa tirándola sobre el colchón que cubría los cadáveres. Prefería quedar desnuda antes que tener esa ropa cubierta de la sangre del pobre guardia que había muerto por mi culpa. Podía sentir el gusto de la sangre todavía en mi garganta, observaba mi cuerpo manchado, me daba asco… estaba sucia. —Ahogarme en sangre… –confesé a la oscuridad sintiendo muchísimo miedo– por favor… –comencé de nuevo, coloque mis manos en posición de oración, sentándome sobre mis talones– por favor… no sé si realmente existes, ni donde se supone que estas. Lo único que sé es que estoy muy asustada, tengo mucho miedo de morir –rece derramando mis lágrimas– no quiero… siempre fui una buena persona, no le hago el mal a nadie y siempre trato de ayudar a los demás. Juro que si logro salir de esto con vida me esforzare día a día en ser una mejor persona y dar bienestar las personas que me rodeen… lo juro. Mis ojos se perdieron en algún lugar de la habitación, sentí muchísimo frio. Los rayos del sol que entraban por la triste ventana apenas ayudaban a calentarme. La pesada puerta se abrió, retrocedí acurrucándome contra un rincón cubriendo mi desnudes con mis piernas. Sofía apareció dejando un balde en el piso, se acercó corriendo a mí. —Mariza ¿Qué haces? –Susurro observándome– ¿Dónde está tu ropa? La oía, pero mi lengua se negaba a responder. Mi mente seguía perdida en la oscuridad. —¡Mariza! –insistió nuevamente Sofía, se acercó aún ...
... más tocando mi cuerpo– estas helada, debemos vestirte ¡Mariza! La observe por primera vez desde que entro, nuestras miradas se cruzaron. Vi compasión y una profunda tristeza en su mirada. Se sacó la remera que cubría su cuerpo sumergiéndola en el agua que traía en el balde, lo retorció un poco mientras comenzaba a lavar mi cuerpo comenzando por mi frente. —Vamos a morir acá… –deje escapar. Me observo durante unos segundos y luego continuo con su labor, seguía con mis brazos. —No pienses así, es justamente lo que ellos quieren… quebrar tu espíritu. Nunca debes rendirte, siempre hay razones para pelear por un nuevo día. Seco mis lágrimas sin responder a mis comentarios ¿Qué podría decirse ante una verdad tan absoluta? Que pensamiento más miserable. —Es por mi culpa –continúe –toda esta mierda comenzó por mi culpa. Por mi culpa mataron a esos hombres, por mi culpa te lastimaron… a Eva –nuevamente lloraba recordándola en el suelo completamente inmóvil– a la seguridad que esperaba paciente afuera… ¿Cuánta gente más debe morir por mi culpa?… Me quiero morir. Me aleje unos cuantos pasos tirándome en el suelo helado haciéndome un bollito. —Déjame morir acá. Ándate por favor. —Vos no sos responsable, Sara es una demente –agrego Y ahí nos quedamos, Sofía termino de lavar mi cuerpo el tiempo paso. Las pesadillas aumentarían con el paso de los días ¿Cuánto tiempo pensé que podría vivir hasta que finalmente mi mente colapsara? Cuarto día de mi captura o al menos eso creía, se pierde la ...