Inesperado
Fecha: 12/01/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que su madre se paró de la mesa y ella se fue a colaborarle con los platos, yo estaba realmente excitado... Esa noche volvió a mi cuarto y me propuso lo mismo del día anterior, yo seguía pensando que era una locura pero accedí pues mi grado de excitación no daba para menos. Al entrar, verificamos que la señora estuviese dormida, la luz permaneció apagada. Comencé por besarla mientras acariciaba su trasero por encima del camisón, luego metí las manos por debajo y le quité las bragas, para ese momento ya estábamos tendidos sobre la cama. Manoseé sus partes y noté lo excitada que estaba, mis dedos índice y corazón sobre la parte superior de sus labios intensificaron su excitación: se retorcía. Sus manos acariciaron mi miembro una vez mis boxers estuvieron abajo. Estrujé sus senos y besé sus pezones durante largo rato, luego besé sus partes y ahí su madre estuvo a punto de despertarse pues Catalina gemía mientras parecía convulsionar. Ella besó mi pecho y estimuló oralmente mis partes, yo deseaba no terminar pero las cosas terminaron, eso si,, nos pasamos toda la noche jugueteando, creo que en esa ocasión experimenté tres orgasmos. A la mañana siguiente no fui a la universidad, porque me desperté tardísimo y porque quería volver a estar con Catalina pero en cuanto me le acerqué me miro como lo hacía siempre y comencé a entender que esa chica solo le gustaba el sexo en las noches y en con la cercanía de su madre. Tal vez el peligro la excitaba más. Pasaron al menos diez ...
... espléndidas noches antes de que su madre se levantara y se diera cuenta de lo que estaba pasando. Aunque la señora no me lo pidió, al siguiente día en la mañana yo ya no estaba en aquella casa... III Dos días mas tarde me encontré a doña Virginia en la universidad, me estaba esperando a la salida de clases, yo intenté evadirla pero ya era tarde. Me entregó un papel, no dijo nada y se fue. "Quisiera hablar con usted, lo espero esta noche en mi apartamento para cenar, por favor no falte porque es importante lo que tengo que decirle". Al llegar a casa de la señora lo primero que noté fue su cambio de aspecto, tenía un vestido ceñido al cuerpo. Me di cuenta que los pantalones anchos que llevaba al almacén donde trabajaba ocultaban unas hermosas piernas que ahora se mostraban bajo unas medias veladas negras y agresivas. El vestido era bastante corto como para notar que la señora tenía un liguero y escotado como para darme cuenta también que en tanto tiempo no había admirado esos prominentes senos. Su rostro no era tan hermoso como el de Catalina pero se había maquillado y se había arreglado el cabello. Esa mujer tenía en ese entonces 38 años, lo puedo asegurar porque en alguna ocasión lo había visto en un documento que había dejado olvidado en su casa. Me senté a comer, la señora no solo estuvo amable sino insinuante. Cuando estaba por terminar, bajó Catalina que se había arreglado y estaba más hermosa que nunca. No me saludó sino que se ubicó detrás de mí y me besó la nuca, fue ...