La madre de mi esposa, nuestra maestra sexual
Fecha: 12/01/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... acostaba en cuatro patas y levantaba el lindo culo que tenía. - Es hora que me la metas por atrás – me dijo al tiempo que abría sus nalgas y dejaba a relucir el pequeño ano rosado, ya un tanto dilatado. - Bello culo tienes, querida – afirmó mi suegra mientras contemplaba la escena. – Hace falta lubricarlo un poco. La madura se acercó peligrosamente al culo de su hija y escupió en él. Con mis dedos me encargué de dilatar esa cola, metiendo uno, dos y hasta tres dedos. Metí poco a poco mi pene en el culo de mi mujer, mientras mi suegra le acariciaba tiernamente el cabello y le decía que se relajara un poco. - Entre más tensa, más difícil será – aseguró la señora. Por fin, la cara de mi esposa cambió de incomodidad a placer. Eran esos momentos cuando más disfrutaba del sexo anal. Poco a poco embestía a mi hembra, y con el paso de los segundos lo pude hacer con más fuerza. Mientras yo sentía el caliente recto de mi esposa, pude observar cómo su madre se acariciaba a sí misma la peluda selva. Acerqué su cara a la mía y la besé apasionadamente. - Se debe lubricar luego de los primeros minutos del anal – dijo mi suegra. - Pero no tenemos ahora lubricante – contestó mi mujer. - La saliva es el mejor lubricante natural – afirmó la velluda madura. Acto seguido, hizo algo que pensé que sólo ocurría en el cine pornográfico más fuerte y morboso. Tomó mi verga por el tronco y lentamente la sacó del culo de su hija. Al sacarla, escupió sobre mi verga y volvió a hacerme sexo oral. No hay ...
... mejor experiencia en esta vida que salir de un culo para entrar a una boca. Después de algunos segundos, se acercó nuevamente al abierto culo de mi mujer y escupió nuevamente en él. La saliva le entró directamente al fondo del recto. - Ahora debe resultar mucho más fácil – dijo mi suegra con una pícara sonrisa. Era toda una puta experimentada. Tenía razón. La penetración fue más fluida y rápida. Embestí ahora con fuerza al tiempo que mi mujer gritaba de placer. Como si le gustara la imagen, mi suegra abrió las nalgas de su hija para apreciar cómo mi verga se perdía en las profundidades de ese culo. - Es mi turno – sentenció la madura. – Mientras cogían me he dilatado el culo con los dedos. Ya saben el truco para que resbale mejor. Linda, ¿me harías el gran favor de ensalivarme el ano? - Sí mamá, lo intentaré – contestó mi mujer. La madura se recostó sobre una almohada, mirándome y levantando las piernas. De espaldas a la cama, colocó los brazos sobre la nunca. Sus blancas axilas depiladas olían a una fragancia excitante, la cual no he podido olvidar. Mi esposa me llenó la polla de saliva espesa, y escupió dentro del ano de su madre. Tomé mi pene y lo metí profundamente. Mi suegra se lamía las axilas mientras yo entraba por su enorme culo. Nunca había imaginado que a alguien le diera placer eso, pero parecía bastante excitada cuando su lengua recorría ambas axilas. Mientras intentaba entrar, le ayudé a lamer la otra axila. Era excitante después de todo. La penetración fue más ...