Soy la puta de mi ahijado (III)
Fecha: 13/01/2018,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: amadecasamari, Fuente: CuentoRelatos
Esa noche cuando llego mi marido, yo me hice la enfadada y no le dirigí la palabra en toda la noche, no quería ni siquiera que me tocara, quería reservarme para el día siguiente con mi ahijado. Por la mañana nada más irse mi marido me metí en mi habitación hice la cama y arregle la casa rápidamente. Después entrando en mi habitación busque unas bragas negras de puntillas, pero de tiro alto como habitualmente uso y un sujetador a juego del mismo conjunto en el que a través de las puntillas se veían perfectamente mis grandes aureolas y mis pezones, ya erectos y duros por la excitación, decidí no ponerme ese día la batita y me coloqué un camisón tipo picardía que usaba algunas veces para calentar a mi marido. Era muy erótico, de color negro, cortito, con tirantes de volantes, a juego con la base también de volante, semitransparente. Podían verse mis bragas negras, y mis muslos cuando me movía rozándose uno con el otro, pero sobre todo dejaba ver con toda perfección mis dos grandes tetazas, meciéndose bajo la gasa, apreciándose hasta las aureolas donde estaban los pezones. Vestida de esta guisa esperé impaciente y muy excitada a que llegara mi joven amante, se me hizo un siglo hasta que llego Raúl. Cuando le abrí él se quedó parado mirándome y con una sonrisa en su cara. Traía una bolsita de regalo en su mano, le invite a pasar rápido, por miedo a que pudiera verme vestida de esa forma cualquier vecino. Cuando pasó cerré rápidamente la puerta para escondernos de cualquier mirada ...
... inoportuna. Fue cerrar y él se abrazó a mí uniendo nuestras bocas y dándonos un morreo que duró al menos tres o cuatro minutos. Cuando deshicimos nuestro beso y abrazo, él sentándose en el salón me entrego la bolsa de regalo que portaba y me dijo: “Es para ti, un regalo, a ver si te gusta” Yo cogiéndolo le pregunte antes de abrir el paquete que venía en el interior de la bolsa: “Gracias Raúl, ¿Qué será? Que nerviosa estoy hasta saber que es”. Él al ver mi nerviosismo y ansiedad por saber lo que era me dijo: “Te he comprado un tanga”. “Pero si yo eso no lo uso, siempre uso este tipo de bragas altas, eso me parece una indecencia y debe de ser muy incómodo, tan pequeño” “No digas que no te gusta, primero ábrelo y míralo y después veremos si te gusta. Pero de todas formas yo quiero que cuando habitualmente estés conmigo sigas usando las bragas que habitualmente usas, esas bragas grandes y altas que ahora tienes puesta me excitan más que las pequeñas y que los tangas como el que te acabo de regalar. Este tanga te lo he regalado para que lo uses en las ocasiones que yo te diga, que no tardando mucho van a ser más veces que las que tú piensas. Pero conmigo quiero y te lo vuelvo a repetir que te sientas a gusto y quitando esas ocasiones, quiero que sigas usando tus bragas tradicionales”. Yo al decirme esto, pensé que me las había comprado para esas ocasiones en que quisiera excitarse viéndome con prendas pequeñas que enseñaran más partes de mi cuerpo que ahora con las tradicionales ...