Confidencias 14 Rubén me folla como la primera vez
Fecha: 17/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... recordaba, coloqué un pie en el primer escalón y rápidamente lo bajé. Se me ocurrió la loca idea de que tenía que ser divertido bajar montado sobre la barandilla dejándome resbalar pero temeroso no lo hice. Continué mi inspección hasta llegar al pasillo donde estaba mi habitación, la pasé para ir al otro extremo, donde está la piscina cubierta, y al llegar ante la puerta de la habitación de Eduardo me detuve, anoche no había podido verla y la curiosidad me mataba, había dormido dos noches en aquella casa y las dos Edu me había visitado en mi habitación. Miré a ambos lados del pasillo, el que daba hacia mi habitación, más largo, permanecía desierto y por el otro lado giraba hacia la derecha, y no podía ver si habría alguien al doblar la esquina pudiendo aparecer de improviso. Me decidí, abrí la puerta y entré cerrando detrás de mí. Estaba toda ordenada, la cama hecha y las gruesas cortinas corridas, pasaba la luz dorada por los visillos amarillos como el oro y brillantes. Me sentí cohibido ante la grandeza del lugar, la bella cama con dosel, y a su derecha la pared con una chimenea francesa de mármol rosa y el frente en hierro negro y dorado. Sobre la profunda repisa tenía marcos de plata con fotografías. La imagen de una hermosa chica, pintada desde el talle, de la cintura para arriba, parecía que me seguía con la mirada. En esos años yo no la conocía, era muy joven, seguramente de cuando se casaron, y eran mayores cuando me llevaban a su casa. Casi no la recordaba, hacía ...
... varios años que murió, demasiados tal vez y yo era un niño. Pero a pesar de todo sabía que era ella, la esposa de Eduardo. En los marcos sobre la repisa había dos fotografías suyas, más recientes, y ahí si era reconocible, sentí que estaba perturbando el aire íntimo y misterioso de la estancia simplemente con moverme. Pasé al vestidor, el cajón donde guardaba los utensilios sexuales estaba cerrado y no hice intención de abrirlo aunque la curiosidad quería mover mi mano. Eché una rápida mirada al gran baño y salí con sigilo al pasillo mirando antes por si había alguien. Poco después llegó Rubén. Nos saludamos con un abrazo, como si hiciera un mes que no nos veíamos cuando habíamos estado juntos hacía unas horas. Me di cuenta de que no dejaba de mirar a todas partes aún estando abrazado a mí. Tomás nos dejó solos y lo llevé a mi habitación que alguien ya había recogido y la cama estaba hecha. Silbó asombrado cuando la vio. -¡Wau! ¡Qué choza más grande! Parece la casa de los abuelos. Tuvimos que hacer el paseíllo por la casa para que lo viera casi todo. -¿Quieres que nademos un rato? También yo quería presumir como un tonto dándome importancia. Bueno, todo le deslumbraba y no me parecía raro. Nadamos y jugamos en la piscina, aprovechamos la gran pantalla para ver una serie de chicos que Rubén encontró pasando los canales. -¿No tenéis alguno de porno? Jugaba con el mando sin dejar descansar al aparato. -No lo sé, aún no he tenido tiempo para investigar todo lo que puede haber. ...