Estreno anal de mi amiga Esmeralda, de 16 años
Fecha: 20/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: EsteMex, Fuente: SexoSinTabues
... Fijé la vista en su mojada panochita, sin un solo vello, pequeña y bien cerradita. Ahora casi no le creía que no fuera virgen. -¿Y esto te lo habían hecho antes? -Tampoco. Eso le daba asco a él. -¿Enserio le daba asco? -pregunté yo, y le pasé mi lengua desde abajo, en su entrada, hasta arriba, llegando a su clítoris y haciéndola estremecerse y soltar un sonoro gemido. Al hacerlo, algunos de sus jugos se recogieron en mi lengua. Tenían un sabor riquísimo. -Eso decía él. -Pues para mi sabe delicioso -le dije, reanudando mi ataque. Lamí su conchita tanto como pude, bebiéndome sus jugos, jugando con su clítoris con mi lengua, metiéndola en su entrada, metiendo un dedo y luego dos mientras lamía su clítoris con la punta de mi lengua. Las chicas con quien lo había hecho antes me decían siempre que era muy bueno comiendo sus panochitas, y al parecer Esmeralda no era la excepción; gemía muy fuerte, apretaba mi cabeza entre sus piernas y la tomaba con sus manos, empujándola más hacia ella, como no queriendo que dejara de darle placer oral. Fue después de un buen rato que decidí lanzarme por mi verdadero objetivo: prepararla para que recibiera mi verga en el agujero con el que más había fantaseado en las pajas que le había dedicado. Me puse de pie, me recosté poniendo mi cuerpo encima de ella, sintiendo sus duros pezoncitos rozando con mi pecho, y le planté un largo beso en la boca, mordiendo su labio inferior y haciendo nuestras lenguas bailar. Sentía su tibia saliva en mi boca, ...
... excitándome aún más de lo que ya estaba. Ella sólo me abrazó a la altura del cuello y se dejó hacer, entregada a mi mientras me comía su boquita de dientes blancos y labios gruesos. Comencé a morder y lamer su cuello, y subí lentamente a su oído, haciendo lo mismo con el lóbulo de su oreja. Su cuello y su cabello tenían un aroma dulce y embriagante. -Ponte en cuatro -le susurré al oído, y la escuché soltar una risita de satisfacción. -Ya te estás muriendo por verlo, ¿verdad? Tomó mi cara entre sus manos y me pasó la lengua por los labios, lamiéndolos muy despacio. Mi verga estaba palpitando como desesperada. Mordió mi labio y me miró, divertida. Entonces me soltó, me empujó suavemente hacia atrás y se giró, apoyándose en sus codos y rodillas con el culo bien levantado, apuntando hacia mi. Podía ver perfectamente las curvas desde su espalda a donde comenzaba su cintura y cómo desembocaba en su enorme par de nalgas, bien redondas, morenas y firmes. Lamí una, causándole cosquillas, y le di un ligero mordisco a ambas; eran cálidas y muy suaves, deliciosas. Entre ellas se encontraba mi objetivo: su culito, bien cerrado y apretado, el principal objeto de mis fantasías con ella. Sin avisar, le acerqué mis labios y le planté ahí un besito que la hizo dar un pequeño salto. -Hey, hey -me dijo riendo-, eso es muy abajo. -Muy arriba en esta posición -dije yo, dándole ahora un lengüetazo que la hizo estremecerse y gemir levemente. -Ajá, muy arriba... -susurró. Le di una lamida más, recibiendo ...