Nunca más
Fecha: 22/01/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... en el papel de sumiso. Ni siquiera las mujeres, bruto. -Es su papel, aunque ellas no lo reconozcan o se den la opción de probarlo. Le pareció increíble que hubiera tipos por el mundo con semejante filosofía en estos tiempos. Pero la seguridad con que se expresaba la aturdió un poco. La noche siguiente volvió a levantarse de la cama sin hacer ruido y buscó a Lanzarote en el chat. II) Se mentía a sí misma, mañana tras mañana. Incluso aquella en que tras despedir a su marido volvió a repetirse "nunca más". Por la noche, y tras hacer el amor con él, esperó a que se quedara dormido y volvió a conectar su ordenador. Ya el sólo ruido de la máquina al comenzar a funcionar la excitaba, igual que el introducir su nombre falso y encontrar a Lanzarote buscando sus contactos. -¿Eres rubia o morena?, ¿tienes los pechos grandes? Escondida tras la pantalla prefirió no mentirle, aunque aumentó ciertas medidas y rebajó su peso. "Qué más da", pensaba al responder, dándose cuenta de que iba involucrándose en el juego de aquel a quien comenzó a llamar "amo" una noche cualquiera. -Quiero que te desnudes y te toques los pechos con fuerza, imagina que soy yo quien lo hace. Y ella, desnuda ante la pantalla, con las piernas abiertas tal y como le habían ordenado, tenía sensaciones más intensas cada vez. -¿De verdad no te comprarás un consolador?, facilitaría las cosas. -No, no pienso hacer nada de eso. -Coge con la mano derecha un bolígrafo, el más grueso que tengas. Hazlo. Escudada en su papel de ...
... esclava cibernáutica de noche, mujer decente de día, comenzó a hacer cosas que nunca hubiera pensado. -Me gustaría que estuvieras aquí, te pegaría por no cumplir todas mis órdenes. -¿Lo harías de verdad? -No me quedaría más remedio. -¿Me harías daño? -Hasta cierto punto, solamente. Te gustaría. Por las mañanas, un único pensamiento: "nunca más". Por las noches, vuelta a empezar aquella ceremonia. Ceremonia sin consecuencias hasta aquella noche en que el "diálogo" dio un giro: -Quiero invitarte. Ya que no deseas experimentar con la realidad, me gustaría que me vieras actuar. Al fin y al cabo, vivimos en la misma ciudad. Tras un silencio, Lanzarote insistió: "¿Sigues ahí?" -No va a poder ser. -Sólo quiero que mires. Eres mi esclava. Más es lo que te pido por las noches, y lo haces. III) Después de darle vueltas a la cabeza durante todo el día siguiente a la oferta, llegó la noche y se acostó a dormir, aunque incapaz de conciliar el sueño. Abrazada a su marido, se preguntó si le había sido infiel con sus citas virtuales. Nunca lo había pensado así, pero lo cierto es que en cierta medida lo había sido. Llevaban sólo cinco años casados, cinco buenos años, y no le gustaba engañarse a sí misma: para ella el sexo y el amor habían estado siempre unidos. Aunque las últimas semanas hubiera vivido de otra manera. Fuera como fuera, era el momento de terminar con aquello definitivamente. Dejó pasar dos semanas hasta que volvió a su chat nocturno sin saber, una vez más, por qué. Allí seguía ...