Nunca más
Fecha: 22/01/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... "Amos y esclavas". Interiormente se sentía liberada, como si aquella pausa le hubiera devuelto su papel de ajena a aquellos locos. No pasaron muchos minutos hasta que recibió un mensaje: -Vaya, has vuelto. Tardó unos instantes en contestar. -Sí, aquí estoy. -¿Y has pensado en mi oferta? De repente se sintió tan desarmada como sorprendida al darse cuenta de que no sabía qué responder. -"Ambos vivimos en la misma ciudad", continuó Lanzarote. "Te doy mi dirección y una hora para que vengas a mi casa, y tendrás que confiar en la promesa de que no te haré absolutamente nada. Sólo mirarás". Para ella era como si no hubieran pasado esas dos semanas de "limpieza interior", y él le hablaba como si no hubieran existido. La mente de ella empezó a girar velozmente. -¿Cómo sé que no me harás nada? No te conozco. -Puedes darle por seguridad mi dirección a una amiga, como hacen muchas. Si luego pasara algo, ella me denunciaría. Pero te lo repito: no soy un loco, no voy a hacerte nada. Te irás como has venido. Este viernes, a las cinco de la tarde, en la calle Castilla Nº 43. Ven. A continuación, Lanzarote dejó el chat. IV) Había tenido tres días para pensárselo, pero llegó el viernes y no sabía qué hacer. A ratos la invadía la cordura y se juraba que ni loca iba a conocer al tipo ese del chat. En otros momentos, en cambio, sentía que no tenía nada que perder. Finalmente, fueron casi motivos externos los que la llevaron a decidirse. A eso de las tres de la tarde recibió una llamada de su ...
... marido diciendo que le habían adelantado un viaje previsto para tres semanas después. Así que se iba a quedar sola hasta el lunes. Coherente con un asalto de cordura, llamó a una amiga para ir a cenar con ella. Pero no consiguió localizarla. Se dio cuenta de que no tenía plan aquel viernes. Y una especie de alivio, el de haberse decidido al fin, la llevó a sentarse un rato desnuda frente al espejo. 35 años, morena con el pelo liso, constitución normal y, tal y como le había dicho a Lanzarote, los pechos grandes. Bastante atractiva, según había escuchado en alguna ocasión, pero discreta. No llamaba la atención, precisamente. "No me lo pienso más, voy a cubrirme las espaldas y punto", dijo en voz alta. Cubrirse las espaldas significaba tener avisado a alguien, aunque obviamente sin dar detalles. En el contestador automático de su amiga dejó la dirección del lugar donde iba a estar. "Es por si no me localizaras. Llámame mañana". El mensaje despertaba bastante curiosidad, pero tampoco quiso pensar más en eso. Se bañó, se vistió en su estilo, con un jean y una blusa, y llamó a un taxi para que la llevara a su cita. Llegó a las cinco en punto y la puerta del portal estaba abierta. Pensó si llamar o subir directamente, e hizo esto último. Cuando se vio ante la puerta del piso le entró el pánico y le temblaron las piernas. No pudo echarse atrás, porque en ese mismo momento se abrió la puerta. Dentro, todo estaba en penumbra. Casi en la oscuridad. "No sé qué hago aquí", alcanzó a decir ...