1. Heil mama (Cap. 5)


    Fecha: 22/01/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... broma medio en serio. —Ssshh, baja la voz, joder. —Es la última vez que lo hacemos aquí. Casi me da un infarto. —Terminó de limpiarse, tiró los pañuelos arrugados a la papelera y se puso los pantalones, poco más grandes que unas bragas. La piel le brillaba un poco por el sudor y tenía el pelo revuelto, pero aparte de eso no resultaba evidente que acabase de echar un polvo — ¿Sabes? Todavía no he vendido mi piso del centro. Podemos ir allí mañana. —Ya veremos —dije, muy serio. —¿Ya veremos? —repitió, visiblemente ofendida —. A ver si te crees que me estás haciendo un favor. Seguro que no te has visto en otra igual, niñato. —No te lo tengas tan creído, tita. Podría follarme a una que estuviese más buena que tú cuando quisiera. —Era una forma de hablar, pero en ese momento apareció en mi cabeza la imagen de mi madre, desnuda y radiante como una aparición mariana. —¿Ah si? Pues muy bien, que te diviertas. A mí no me la vuelves a meter, imbécil —dijo ella, escupiendo cada palabra en furiosos susurros. —Lo haré cuando quiera. En cuanto vuelva a meterte mano te pondrás cachonda y te abrirás de patas para mí. Eres una viciosa, tita. Seguro que por eso estás divorciada. Tu marido estaría harto de que te follases a todo lo que se mueve. Sus ojos brillaron, sus labios se convirtieron en una fina línea y levantó la mano para pegarme. La miré y debió de ver algo peligroso en mis ojos porque bajó el brazo. Hizo bien, ya que le habría devuelto el golpe y aquello no habría terminado bien. ...
    ... No sabía los motivos de su divorcio, pero intuía que había tocado una fibra sensible. Quizá la había dejado por adúltera, quizá era él el adultero, quizá era un borracho y le pegaba, o quizá era marica y lo había pillado chupándosela al cartero. Ni lo sabía ni me importaba, ya tenía bastante con mis propios problemas. Merche no dijo nada más, se dio media vuelta y se fue. Pude ver como se contenía para no dar un portazo al salir. Caí en la cuenta de que, absorbido por mis perturbadoras fantasías, no sabía si se había corrido o no. A lo mejor por eso se había enfadado tanto. Vete a saber. Me quedé sentado en la cama, pensativo. Mi deseo hacia mi madre se estaba volviendo peligroso. Había fantaseado con mi tía, y había consumado el incesto sin pensarlo demasiado y sin sentirme culpable después. De hecho lo había repetido, en mi propia habitación y con su hermana en la casa, sin vacilar un segundo. ¿Y si terminaba pasando lo mismo con mi madre? No, eso era imposible. Yo no me atrevería, y ella se moriría antes de cometer semejante pecado con su hijo. Mamá hacía cualquier cosa por complacerme, pero había límites que no traspasaría. Decidí probar otra estrategia. En lugar de intentar desterrarla de mis fantasías la dejaría entrar cuando quisiera. Me desfogaría con otras, me la cascaría diez veces al día pensando en ella si hacía falta. Seguro que era algo temporal y al cabo de un tiempo me cansaría, mi cerebro entendería que eso no estaba bien y volvería a verla solamente como lo ...
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