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Jenny
Fecha: 22/01/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... apreté sus carnes hasta sentirla gemir y apretarse más hacia mí. Como por arte de magia me olvidé del cansancio y lo único importante era su cuerpo. La acaricié toda con desesperación y casi jadeante mientras me saboreaba su boca y sus labios. Ella estaba agitada también y no protestó cuando la levanté en mis brazos y la cargué hacia nuestra cama. La deposité mientras comenzaba a desabotonar mi camisa. Ella comenzó a aflojar mi correa y mis pantalones. Sacó mi duro bicho y se lo llevó a la boca. Tiré la camisa y me bajé los pantalones totalmente. En el proceso perdí el contacto con su boca y me senté en la cama a quitarme los zapatos para estar totalmente desnudo. Ella escurrió su cabeza hasta mí para encontrar mi bicho otra vez con su boca. Me tiré de espaldas en la cama mientras ella procedía a mamar mi erección. Así recostado y con mis pies en el piso ella siguió mamando mientras se levantaba un poco para poner su peluda y fresca chocha en mi boca. Me deslicé más arriba en la cama para subir mis pies a la cama. Ella no perdió contacto con mi bicho ni yo con su chocha mientras nos movíamos y nos acomodamos mejor. Mis brazos abarcaban su cintura y la mantenía apretada contra mí en un delicioso 69. Yo subía mis manos por sus costados y acariciaba sus nalgas. Ella se había recostado en sus codos y la sentía subir y bajar en mi verga mientras me acariciaba las bolas con sus manos. A veces no sabía cuál era mejor: si su boca o su chocha. Lo cierto es que no me importaba siempre ...
... y cuando me hiciera el amor. Le separé sus nalgas para con un dedo acariciar su arrugadito culo. Los pelos que lo rodeaban aún estaban húmedos por la ducha. La acaricié y vi cómo lo extendía como buscando más mi dedo. Lo acaricié con mi lengua y sentí que casi me mordía el bicho y gemía. Nos recostamos de lado como nos gusta hacerlo en esta posición. Mi cabeza descansando en su muslo con la pierna casi extendida y la otra pierna alzada y doblada en la rodilla con el pie descansando en su otra rodilla. Yo también en la misma posición. Así podíamos controlarnos uno al otro cuando el placer era muy intenso y queríamos disminuir un poco. Nos mamamos así por un largo rato llevándonos lentamente al punto donde nos gustaba agonizar juntos. Nos culeábamos a la vez. Ella se separaba de mi bicho para respirar profundamente jadeante y yo también. Estiraba su mano para presionar mi cabeza más contra su chocha. Yo la mamaba con más gusto y ella me separaba un poco para mantenerse en control. Mi bicho en su boca estaba casi a punto de estallar. Yo me acercaba hasta sentir mi leche salir un poco y ella me mamaba con más gusto. Tenía que forzarla con mi mano para alejarla de mí y no dejarme venir sin remedio. Al alejarla la aprisionaba con mi pierna fuertemente alejada de mi bicho en lo que yo me recuperaba un poco. Ella luchaba por liberarse y volver a chuparlo y me decía: "Déjame, papi... no me alejes... ¡deja que te mame!..." "Mamita, me tienes muy cerca..." le respondía. "¡Y tú a mí... ...