Mi primita Luna
Fecha: 14/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... de una gatita en la parte de la cola, y adelante el resabio de su olorcito a pipí que nunca olvidé. Creo que me hice como 7 pajas con su nombre en los labios, su ropita contra mi verga y su imagen en la foto de un ancho cuadro que parecía pedirme que no pare. La tía una noche me descubrió, y en vez de regañarme me dijo con aire amistoso: ¡yo también extraño a Lunita, pero no sé si a vos te hace bien dormir rodeado de sus cosas! Esa noche me fijé por primera vez en las tetas de la tía, que solo tenía un pantalón corto, y en cuanto cerró la puerta le dediqué una paja mortal. Soñaba con Luna y amanecía con un palo terrible o todo acabado. No tenía razón de ser, porque no sabía nada de ella. Solo lo que los tíos me contaban de sus cartas. Cierta tarde la tía me pescó pajeándome con una bombacha de Luna puesta, y creo que no pensó en lo que hizo. ¡perdón hijo, sólo venía a cerrarte la ventana por la tormenta, pero… ¿vos, qué hacés así, tan calentito nene?!, balbuceó, y me tocó la pija. Luego subió y bajó envolviendo mi tronco con su mano, apretando y deteniéndose un poco en mi glande para jugar con su pulgar, mientras decía: ¡largala toda, ensuciale la bombachita a Luna con tu leche nenito, qué caliente estás, dale, acabate todo! La tía se mordía los labios y hacía grandes esfuerzos por no tocarse la tuna por debajo de su pantalón gastado habitual. Tenía los pezones hinchados, desnudos y mamables. Cuando acabé me sacó la bombacha, la olió y se la llevó diciendo que mañana ...
... hablaríamos. Pero eso no pasó. La tía me pajeó un par de veces más, siempre entrando al cuarto con alguna excusa. En aquellos 18, tuve el mejor regalo de navidad de mi vida. El tío Cacho leyó una carta de Luna en la que nos contaba que por su indisciplina, su desinterés por la religión y por algunos sucesos inmorales, el colegio no la contaría entre sus alumnas el año siguiente. Cacho y Zulma no estaban tan de acuerdo con esa enseñanza, por lo que entonces Luna volvió al campo. Recién nos encontramos el 2 de enero. Cuando la vi me emocioné al punto de no poder hablarle. Estaba radiante, morocha con el pelo suelto, con una remera escotada colorinche que mostraba el desarrollo de sus tetas, un jean ajustado con tachas en la cintura, con sus ojos negros húmedos de alegría, con un aroma distinto y ensordecedor, y con una caja de alfajores en la mano. Su voz hizo que se me pare y se me moje la punta del pito de inmediato apenas me abrazó y pronunció en mi oído: ¡¿cómo está mi primito favorito, me extrañaste mucho pendejito hermoso?! Me besó el cuello, y hasta me manoteó el paquete con asombroso disimulo. Creo que los tíos se dieron cuenta porque, ambos se rieron y nos dejaron solos. Me pidió que la ayude a llevar su equipaje a su pieza, y acepté al borde de acabarme todo por el contacto de su piel. Cuando entramos ella trabó la puerta con uno de los bolsos y dijo: ¡esperame que me cambio y vamos a comer, sí?! Sin otra alternativa que esa, me senté en la cama mientras ella se quitaba los ...