1. Mi primita Luna


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... zapatos, el pantalón, la remera y el corpiño, a la vez que decía: ¡che nene, estás re grande vos eh, pegaste un lindo estirón me parece… deben estar contentas tus compañeritas en la facu… espero que no te dé vergüenza verme en bombacha! Me reí, y le hablé de uno de los caballos que estaba medio enfermo. Ella pareció no escucharme. ¡nunca me mandaste ni una carta Guille, pensé que te habías olvidado de mí… bueno, por ahí tiene alguna novia pensé, y a lo mejor es tan celosa que… che, ya no sos virgen me imagino, no?! Cuando terminó de ponerse un shortsito y una remera con la espalda al descubierto yo salí embalado de la cama y la arrinconé contra la puerta para comerle la boca, sin experiencia pero con toda la calentura dispuesta a sacearse con ella. ¡no tengo novia pibita, y te extrañé mucho, y sigo siendo virgen sabés!, le dije mientras me refregaba contra sus piernas y le amasaba ese culito parado, besándola como solo podía hacerlo en mis sueños hasta entonces. ¡eeeepaaaa, mi primito tiene ganitas con su priimiii, qué rico, estás caliente mi amor? Mirá como está tu pito, me encanta, te la chuparía toda bebito, te gustan mis gomas eh!, decía ella mientras me tocaba, me frotaba las uñas en la espalda y pegaba sus pezones a mi pecho con su remera en el cuello. Yo me acabé encima justo cuando el tío golpeó la puerta para recordarnos que se enfriaban los canelones, ¡y casi la abre y nos ve! El almuerzo fue genial, como todos los que la tía preparaba. Luego llegó un budín de ...
    ... frutas, más tarde un truco en familia con un cafesito, y todo repleto de las anécdotas de Luna en el convento. A la noche comimos un cordero que el tío nos asó con una felicidad que parecía durarle toda la vida. Al día siguiente Luna y yo salimos al campo. Hablamos de muchas cosas. Nos mojamos en el arrollo, trepamos al viejo sauce y anduvimos a caballo. También peloteamos un poco atrás de la ventana que da a la cocina donde la tía hacía una pasta frola solo para que nos rete y nosotros echar a reír descostillados por sus ocurrencias. Le dimos de comer a las gallinas, jugamos un poco con los perros y luego nos pusimos a corrernos tan libres como antes. Era único ver el bamboleo de sus gomas y su pelo al viento. Oírla reír y respirar de la estela de su aroma cuando casi la alcanzaba era más excitante que la bombachita rosa que se le veía por lo descosido de su short. Mi pene tenía tanta presión que llegaba a dolerme, y más cuando dijo: ¡guille, si me alcanzás me podés sacar el short, querés?! Corrí en el nombre de mis huevos y mi honor, hasta que la atrapé junto al bebedero de los perros y le saqué el pantalón sin su resistencia. Enseguida salió corriendo, y yo iba detrás. Fueron como 30 minutos de carrera sostenida. Pronto se detuvo en un alambrado y dijo: ¡espero que mami ya no me rete por haberme hecho pis… vos qué pensás?! Pero enseguida nos vimos sorprendidos por un cielo negro, encapotado y con pesadas nubes, acompañadas por un viento cada vez más furioso y unos truenos que ...
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