1. Ayudando a Mamá (06).


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... bien cuando vas a mi casa – se quejó. En ese momento me di cuenta que estaba siendo un boludo y un descortés. Ella ya me había visto en bolas con la pija dura. Me puse de pie y nunca llegué a traer ese vaso con agua. Mi prima notó al instante la tremenda erección que amenazaba con romper mi pantalón. Pensé en lo que me había dicho, sobre que me tenía ganas. - A la mierda primo – abrió los ojos como si fuera la primera vez que la veía, su carita era angelical, aunque tal vez era demasiado flaquita y casi no tenía tetas. Jugueteó con su cabello castaño lleno de reflejos rubios - ¿querés que te ayude con eso? – era más puta que mi madre. No andaba con vueltas. - Seguime. Caminé por el pasillo sin voltear, cuando llegué a mi cuarto ella entró detrás de mí, me sonrió y se puso de rodillas. Directo a los bifes, la sutileza no era lo suyo. Liberé la anaconda y se la ofrecí. Empezó a mamar con las mismas ganas con las que lo había hecho la noche de la fiesta, de hecho la situación era bastante parecida, sólo que esta vez ninguno tenía alcohol en la sangre. La chupaba con gran habilidad, no por nada se había ganado fama de ser la petera del barrio. Había cabeceado más veces que un delantero de fútbol. Era asombroso ver como en esa pequeña boquita podía caber todo mi pene. Además no tenía la lengua para hablar solamente. Le estaba dando un uso muy bueno. Cada vez que llegaba a mi glande, lo lamía intensamente. Cerré los ojos y escuché el viscoso sonido que producía con su boquita. ...
    ... Estuvo peteando durante un rato largo, por suerte mi madre me había acostumbrado a aguantar esos tratamientos bucales a mi pene. Se puso de pie y comenzó a desprenderse el pantalón, ella solía usar ropa holgada, para no parecer tan flaca. Pude ver su depilada entrepierna apenas soltó el botón. La toqué suavemente para comprobar que tan mojada estaba. Me alegré al saber que la tenía empapada, al igual que su bombachita, seguramente se le había humedecido mientras yo le narraba las aventuras con mi madre. Luego se quitó la remera y el corpiño dejándome ver sus pequeñas tetitas con pezones rosados. Fue hasta mi cama y se puso en cuatro. Ni siquiera me lo tuvo que pedir. Me coloqué detrás de ella y vi su preciosa almejita lampiña. Era gordita y carnosa, al contrario del resto de su cuerpo. Un sugerente agujerito me invitaba a pasar. Se la clavé pensando que no encontraría resistencia alguna, pero de hecho la tenía bastante apretada y se quejó. - ¡Auch! Despacito che, me la vas a partir. - Perdón, es que te hacía tan putita – ya me había acostumbrado a ese lenguaje – que pensé que la tendrías bien abierta – logré meterla toda y comencé a darle con ganas. - Seré putita pero no me dejo coger todos los días. - ¿Día por medio? – la embestí con ganas, su cuerpito me brindaba poco punto de apoyo pero el interior de su conchita me estaba volviendo loco. - ¡No! Casi nunca, ahhhhhhhhhh siiiiiiii. - Pero si en el barrio te conocen como la más petera, no creo que eso sea mentira, yo mismo te vi ...
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