El Nene Del Colegio
Fecha: 30/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
El relato no me pertenece; lo encontré anónimo en un foro. Me pareció muy excitante, pero al margen de eso valoré que haya estado bien escrito y que todo se entendiera a la perfección. Ya tendré tiempo de escribir una historia mía; pero primero quiero compartir este relato con ustedes. Espero lo disfruten, recuerden que es sólo una fantasía. No soy quién para dudar o afirmar la veracidad de los hechos, mucho menos para juzgar a nadie. Sin más que dirigirme a ustedes para que puedan disfrutar del relato "sin tabúes", es un gusto abrir mi perfil. Muchas gracias por la atención y espero sea de su agrado. Mi nombre es Gerardo. Tengo 58 años. Tengo pareja hace más de 20 años (Horacio). Soy profesor de matemáticas de una escuela católica privada primaria/secundaria en Buenos Aires, Argentina. Soy un hombre peludo, barbudo, de cuerpo grande y alto. Mido 1,72 y tengo el pelo algo canoso. El año pasado (2015) me tocó enseñar en un curso que nunca antes me había tocado. Era porque el profesor de matemáticas de ese curso se había jubilado y necesitaban un reemplazo. El curso que me tocó, fue uno de los mejores cursos que tuve, no sólo por lo que voy a relatar (si bien esto tiene una gran injerencia en la simpatía que generé con el grupo), sino también porque fueron chicos y chicas muy aplicados y educados. Era el 7°B. Como era común, había más chicos que chicas, dado que la escuela era sólo de varones y no hace mucho tiempo que se convirtió en mixta. El grupo que me tocó tenía uno de ...
... sus miembros que era marcadamente homosexual. Gerónimo tenía 12 años, era flaquito, rubio, de ojos azules de esos que el azul se nota a la distancia, tenía una cara de ángel que enamoraba, unos labios de esos que sólo tienen los jóvenes que no se los muerden nunca. Usaba, regularmente, el uniforme del colegio muy apretado, pero su torso y abdomen eran disimulados porque siempre se ponía un buzo que era holgado arriba y acababa con un elástico abajo, lo cual dejaba a la (mi) vista una cola deliciosa, parada y apretada por el pantalón que desde el primer día que di finalizada la clase, y lo vi salir, noté. Era afeminado (cosa que siempre amé en los pasivos), solía juntarse sólo con las chicas; pero, sorpresivamente, los varones del curso no lo burlaban, ni mucho menos. Sí, lo alejaban (que ya era suficiente violencia), pero nunca lo molestaron directamente o físicamente. Gerónimo tampoco solía interesarse demasiado por pertenecer al grupo de los varones. Era feliz con sus amigas en una especie de mundo donde se lo consideraba un experto en moda y un gran consejero en cuestiones de pareja. Algún que otro chico solía juntarse con él para llegar a las chicas, pero tarde o temprano terminaban cayendo en la amistosa personalidad de Gerónimo que los seducía (no sexualmente) de una manera muy eficaz: la buena onda y el compañerismo que tanto lo caracterizaban. Habiendo pasado una semana de clases, no podía dejar de mirarlo con la misma admiración del primer día. Ese niñito de 12 añitos ...