1. El Nene Del Colegio


    Fecha: 30/01/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... me provocaba admiración. Vaya a saber uno por qué, me despertaba deseos sexuales extremos. Me lo imaginaba desnudo, bañándose, limpiándose la cola, abriendo los cachetes y pasándose el jabón por el medio del culo hermoso que tenía. Me imaginaba que me lo cogía; imaginaba que estábamos los dos en la cama, yo sentado sobre el respaldo y el, mirándome a la cara, saltándome en la pija, gimiendo como una putita desesperada que perdía su virginidad con un buen macho. Una imagen recurrente era la de él chupándome la pija como desesperado por recibir la leche; el final de esa imagen era yo llenándole la boca de leche y él tragándosela toda. Por dos lados me sentía culpable: el primero, me estaba imaginando que me cogía a un nene de 12 añitos; y el segundo, me sentía mal por Horacio porque mis fantasías eran con Gerónimo sólo; pensaba que si se llegaba a dar la oportunidad de cogerme al nene, no quería compartirlo, quería que sea sólo mío; y eso implicaba no contarle nada a Horacio. Pero no lo podía evitar; las noches que me hacía la paja, lo hacía siempre pensando en el nene recibiendo mi pija en cuatro, patas para arriba, contra la pared, arriba mío, yo arriba de él. Me volvía loco. Hacía que mis pajas se alargaran a propósito, porque no quería dejar de pajearme nunca con las imagenes que se me venían a la cabeza de aquel nene de 12 añitos siendo cogido por mí. Además, las alargaba para que nunca llegue el final; porque una vez que acababa, un sentimiento de culpa extremo invadía ...
    ... mi mente. Había noches que hasta me deprimía. La mañana del martes 12 de mayo de 2015 fue que mis fantasías volaron por los aires cuando descubrí que Gerónimo me miraba. Escribía lo que yo había puesto en el pizarrón y cada vez que levantaba la cabeza, me miraba y me sonreía. No podía creerlo. Lo comprobaba cada segundo. Como cuando intentás levantar a algún chico que te gusta en el subte: primero el intercambio de miradas, luego las sonrisas; pero hay siempre que corroborar que el sentimiento (calentura) es mutuo para no avanzar sin consentimiento y terminar mal. Esa fue la política que utilicé con Gerónimo. Lo miraba y esperaba a que me mire, cuando me miraba, yo sonreía. Él me devolvía la sonrisa, y yo estaba delirando. Ver sus labios encorvarse para dibujar una sonrisa en la boca perfecta donde cada noche me imaginaba que depositaba mi leche me volvía loco. Sus ojos azules se clavaban en los míos, los mismos que me había imaginado que me miraban con placer y dolor mientras me cabalgaba la pija mientras yo lo desfrutaba con mis brazos en mi nuca, de vez en cuando estirando uno para acariciar su carita o para manosearle el culo precioso que tenía. Sin darme cuenta, casi como de un segundo a otro, noté que mi pija se había puesto durísima. Cuando tocó la campana, algunos alumnos terminaban de escribir pero otros no. Para no pararme dije que los alumnos que habían terminado, podían salir al recreo. Mientras los que no, debían quedarse a terminar de copiar. Una gran parte del ...
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