Madres sacrificadas 2: Romina se convierte en la puta de su sobrino
Fecha: 01/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... pensaba que no era del todo sincera. Le mostró la casa: el living era enorme, con sofás de cuero, y un televisor de cincuenta y cinco pulgadas con pantalla curva. La cocina tenía una coqueta mesa blanca, rodeada de sillas negras. Romina pensó que con lo que costaban cada una de esas sillas podría darle de comer varios días a sus hijos. El día estaba lindo así que Javier le propuso tomar mate afuera. Sacó una mesa de madera y dos cómodos sillones. Puso una bandeja con masitas sobre la mesa y fue a buscar la pava caliente. A Romina le gustó que a pesar de los lujos que podía darse su sobrino, todavía supiera disfrutar de un bello atardecer y unos mates. “qué lástima que no vinieron tus nenes”, largó Javier, curioso. “los dejé con mis viejos, es que prefería hablar con vos a solas”, contestó Romina. “pero primero contame un poco de vos, hace tanto que no nos vemos”, dijo luego, como fingiendo interés. El sobrino esbozó una sonrisa y ella pensó que había adivinado su hipocresía, pero enseguida empezó a hablar. Le contó que había ganado mucha plata especulando en la bolsa y que ahora vivía casi sin trabajar gracias a los intereses que le generaban sus inversiones. No tenía novia y no estaba apurado por conseguirla, le gustaba su soledad. Sus viejos estaban bien, él les había comprado un departamento muy cerca de ahí. Romina se aburría escuchándolo y cuando vio la oportunidad comenzó a hablarle del motivo que la llevó hasta ahí. Le explicó de su difícil situación, y de que ya ...
... había intentado todo, pero ya no sabía de donde sacar dinero. Le habló de sus nenes, quienes pasaban muchas necesidades, y de sus padres, que la ayudaban en lo que podían. Le contó de su negocio de venta de tortas, y de sus interminables intentos de conseguir trabajo “pensé que quizá vos tenías algún trabajo…”, terminó diciendo. En realidad necesitaba plata urgente, pero no quería decírselo directamente. Javier hizo silencio y en su cara apareció un gesto de meditación. “Mirá, trabajo en realidad no tengo, yo trabajo acá en mi casa, sólo”, a ella se le cayó el alma al piso, pero su sobrino siguió hablando “lo que puedo hacer es prestarte algo de plata” “¿En serio?”, se le iluminó el rostro a Romina. “si, en serio, incluso te podría prestar un local para que pongas un negocio y hagas las tortas en mayor cantidad, y puedas ganar más” le dijo Javier. “no puedo creer que vayas a hacer eso por mí, te juro que te voy a pagar hasta el último centavo”, le dijo Romina, casi llorando de la emoción. “obvio que haría esto por vos”, le dijo él estirando su mano para correrle un mechón de pelo detrás de la oreja, con una caricia suave. Le gustaba la piel de su tía, siempre le gustó. Desde chico se la cruzaba cada tanto en alguna fiesta familiar, siempre le atrajo esa piel blanca llena de pecas, y ese cuerpo que explotaba sensualidad por todas partes. Sobre todo las tetas. Además, el hecho de que fuese su tía lo calentaba de una manera increíble, no podía explicarlo pero el parentesco aumentaba ...