1. Madres sacrificadas 2: Romina se convierte en la puta de su sobrino


    Fecha: 01/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... a punto de acabar así que le preguntó “¿dónde querés la lechita tía?”, ella lo miró desde abajo, irritada sin dejar de chupar. Se preguntaba por qué no acababa donde quería y listo. “¿dónde la querés?”, insistió, “en la cara” dijo ella, ya que siempre le gustó sentir el semen en su rostro. “bueno ahí va tía, tomá la leche, aaaahhh” Javier acabó bañando las pecas de su tía de blancura, y después le dio varios golpes con su pija todavía semi erecta para expulsar las últimas gotas de semen. “sos un enfermo ¿sabías?”, le dijo acurrucada en un extremo del sofá, con la cara todavía manchada con el semen de su sobrino. “y vos sos una puta ¿sabías?”, le retruca él. “sí”, le contestó ella “ya lo sé, soy una puta”, dijo, mirando a un costado. Javier se sorprendió por la sinceridad de Romina. “bueno, no te pongas mal, vos lo hacés porque lo necesitás. Quizá yo sea un enfermo, pero no pienso sentirme culpable por esto, y ahora te voy a hacer la turca. Siempre soñé con hacértela” Romina se acostó en todo lo largo del sofá, y Javier se arrodilló apoyando las piernas a los costados de su tía; avanzó con su pelvis y apoyó el miembro en medio de los pechos de ella. Acto seguido agarró a ambos con sus manos, las cuales no daban abasto para apresar semejantes mamas. Entonces las movió hacia el medio y mientras las acariciaba, estas a su vez acariciaban su pene. Enseguida comenzó a moverse, penetrando el pequeño espacio que había entre las tetas. Romina miraba el techo, sin ganas de nada, pero ...
    ... dejándolo hacer. “mírame cuando te cojo”, le ordenó él, entre jadeos. Ella le devolvió la mirada gélida e inexpresiva, cosa que encendió más a su sobrino. “dale, ponele ganas, chupala cuando llego arriba”, ella así lo hizo y cada vez que Javier atravesaba el túnel pecoso, sacaba la lengua y lamía el glande. Estaba algo incómoda, ahí, aplastada por el cuerpo de él, y le dolía el cuello cada vez que tenía que estirarse para alcanzar el pene, pero pensaba que como ahora era su puta debía aguantar eso y mucho más. Javier pronto se estremeció encima de ella, Romina sintió cómo el cuerpo temblaba mientras el miembro escupía otra vez sobre su cara. Para sorpresa de Romina, él ya estaba satisfecho. “ya te podés ir, si querés duchate”, le dijo, se perdió en un pasillo y al rato volvió con un fajo de billetes que tiró al piso, cerca de ella. “espero verte al menos una vez por semana”, le dijo “sino olvidate de mi ayuda” Cuando llegó a casa de sus padres vio a sus hijos y pensó que todo lo que había pasado valió la pena. Se resignó a la vida de puta que le tocaría de ahora en más, después de todo, lo hacía por ellos. A lo largo de varios años Javier la llamó una vez por semana para estar con ella. Por suerte no era muy exigente en la cama, era bastante básico y acababa rápido. Romina no sabía hasta cuándo iba a durar el capricho que el sobrino tenía con ella, por lo que para no depender únicamente de él, finalmente se decidió a publicar avisos en internet donde ofrecía sus servicios. ...
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