VIVENCIAS IV
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: XCITANTDLC, Fuente: SexoSinTabues
... como si no lo quisiesen soltar. Me dije para mí misma que era muy raro, yo no había invitado a nadie porque precisamente quería la noche para mí sola. Me quité el delantal y me quedé con mi pijama fresquito. Me acerqué cautelosamente a la puerta y miré por la mirilla al exterior. La sorpresa fue mayúscula al ver a mi hermano afuera. Corrí a abrir la puerta. Antonio entró tambaleante, apestaba a alcohol y se notaba en sus ojos que le faltaba conexión con la realidad. Entró y no paró de decirme que lo sentía. Cerré la puerta con llave. Lo siento mucho, Valery, se me pasaron los tragos jejeje, no pasa nada. Estaba cocinando justo ahora, ¿quieres comer algo? Parecía que las palabras tardaban en llegarle a los oídos, es el etanol que hace el espacio más denso. Noo… tranquila, está todo bien, decía con la voz claramente afectada mientras íbamos por el pasillo, yo delante y él por detrás. Un pensamiento terrorífico se me pasó por la cabeza al ser consciente de que él iba detrás de mí y con estaba allí, con esos pantalones braguita que marcaban bien mi culo respingón. Me di la vuelta para confirmar mis temores, y es que mi hermano, como hipnotizado, me miraba el culo como si fuese lo único que le importase en mí. Otra vez estaba en su cara la expresión de aquella noche en la que me vio con este mismo pijama y con un nivel de alcohol similar. Lo peor fue que al darme la vuelta se entretuvo también en mirar el escote que marcaba la sedosa camisa rosa de mi pijama. Esta vez no estaba ...
... mi madre para mandarlo a la cama, pero decidí que yo lo haría, antes de que esa expresión de lujuria pudiese llegar a más. Oye, venga, te vas a ir a la cama si no quieres cenar, duermes un rato y si quieres más tarde cenas un poco de lo que me sobre. Lo dirigí hacia la cama de su habitación y dócilmente me obedeció, avanzando lentamente y de forma algo descoordinada. Parecía que incluso intentaba bailar, la música de la radio seguía a tope. Cuando llegué a su habitación hice lo mínimo que podía hacer, que era abrir las sábanas para que se metiese dentro a descansar. Me incliné sobre la cama de matrimonio para retirar el edredón mientras él se quedaba detrás de mí, otra vez. Y entonces ocurrió el horror. Sentí como sus manos fuertes, las suyas claro, me agarraban la cintura. Pero no fueron directamente a mi culo, fueron hábiles, tremendamente hábiles para un borracho, y de un pase rápido cogieron mi pantalón junto al tanga que llevaba puesto y arrastraron mis prendas inferiores. Casi sin poder darme cuenta, de un tirón Toño me había bajado la ropa y estaba con el culo desnudo delante de su cara. Oye, ¡¡¿¿¿pero qué???!! ¿Qué haces, Toño? Me empujó en el catre y se quedó en las manos con mis prendas, a mí solo me quedaba puesta la camiseta sin sujetador mientras yacía en la cama. Tiró la tanguita y el pantalón a un lado y se acercó a mí, con una expresión perdida, fijándose sólo en mi culo. Me lo agarró con ambas manos y comenzó a estrujarlo con fuerza, a mover mis nalgas. Con ...