1. VIVENCIAS IV


    Fecha: 07/02/2018, Categorías: Incesto Autor: XCITANTDLC, Fuente: SexoSinTabues

    ... habilidad me dio la vuelta y quedé boca arriba, mirando al techo entre mi pelo desordenado, mientras abría mis fuertes muslos. Llegó a mi intimidad al descubierto, ¡a estar frente a los ojos de mi hermano! Bajé mis delicadas manos a mi sexo, a taparlo, a proteger mi virginidad. Antonio, molesto por ver que la rajita se tapaba, me miró con un cabreo importante, pero con habilidad pasmosa aprovechó para atacar a mi camiseta y me la rasgó con furia. Sí, me rompió la camiseta sedosa del pijama y fue entonces cuando quedé completamente desnuda ante él, con mis tetas descubiertas delante de su cara. Valery, cielo, ¿cómo es posible que tengas tan hermosos pechos? Son más grandes que los de mi novia, mucho más… Odié ese comentario, odié que se deleitara con el tamaño de mis pechos, tan comentado por los hombres que me rodeaban todos los días. Y yo ya no daba abasto, no pude cubrir, como comprenderán, las partes erógenas de mi exuberante cuerpo con mis manos. Aparte de que mis manos no eran nada comparadas con la fuerza bruta de mi hermano. Para entonces, Toño casi se había quedado desnudo, y vi su pito bien erecto, era gruesa, muy gruesa. Él se encendió mucho más cuando contempló desde sus ojos el pito que cogía con la mano frente a mi cuerpo desnudo, que yo pugnaba por ocultar. Esa chica virgen, de curvas de infarto que intentaba defenderse del sexo incestuoso a toda costa, con sus pechos y sus largas piernas, no era una imagen ante la cual uno se pudiese quedar de piedra. ¡Pero ...
    ... era su hermana! Y mi hermano era ahora el primer hombre que me veía desnuda. Tocaba mis pechos sin compasión, mis tetas se veían retorcidas por el efecto de sus manos nerviosas que las manoseaban con ahínco. Apretaba mis carnes, retorcía mis pezones. Por más tiempo no pude resistirme, sus manos apartaron las mías y las dejaron a los lados de mi cuerpo, abrió mis piernas y mi conchita virgen le miraba. Antonio se deleitó observando mi sexo cerrado, con un vello que coronaba la entrada a mi virgen tesoro. Tienes una vagina tierna y muy bonita, hermanita… e hizo lo que no pude soportar, acercó su boca a mis genitales y besó mis labios con los suyos, durante largo rato sus labios recorrieron mi vagina inexperta. No tardó en sacar su lengua y pasearla por mi pliegue, chupando hasta mi clítoris, abriendo por primera vez mi intimidad y llenándola la saliva, lubricándola. ¿Cómo iba a sentir yo placer, cómo sentir más que vergüenza ante mi padre chupándome la almeja? Tocaba con sus dedos para dilatarla más, para succionar más adentro, para clavar sus dientecitos en mi carne virgen. Mientras, mis pechos también eran objeto del acoso, eran movidos como sacos de arena para calmar el deseo lujurioso. Yo en aquél momento era toda para mi hermano. E iba a ser así, toda para él. Al poco él se cansó de chupar mi vaginita y dejándola bien húmeda, procedió al inevitable momento de penetrarme. ¡Sí, a mí! Su polla, palpitante, dura y extendida, se encontraba ya tocando la humedad de mi vagina. Con ...
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