1. Nuestra soledad nos traiciona (2ª parte)


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Incesto Autor: stukka15, Fuente: CuentoRelatos

    ... Sandra lo notara. Brincó y callo justo a mi lado de pie sobre el sillón, se hincó y me abrazó dándome un beso en la mejilla. ― Extrañas tu cable eh… Asentí con la cabeza sonriendo ligeramente. Se levantó y fue a la cocina. La seguí para tratar de conversar pero pronto note que la vela de la cocina se había apagado. Busque unos cerillos para volver a encenderla y al regresar se los di a Sandra. La cajita callo y se salieron algunos cerillos. Sandra se encuclillo y comenzó a recogerlos mientras yo prendía la vela con un encendedor que utilizamos para encender los quemadores de la estufa. Al levantarse note que en la blusa de Sandra, sobresalían sus pezones erectos, ella me descubrió y se puso colorada. Sin pensarlo más, me acerque un poco más, la mire y jale ligeramente el escote hacia mí, me asome dentro y pude admirar tranquilamente ese hermoso par de senos carnosos y desnudos. Sus pezones se hincharon un poco más mientras ella me observaba atenta. Temeroso de ir más allá, me limite a soltar el escote y suspirar. Sandra totalmente colorada, tal vez por la luz de la vela, se volteó y sujetó un traste como si fuera a lavarlo. Me coloque detrás de ella y repetí mi travesura, esta vez levantando su blusa de atrás para ver su bikini postrado a medias nalgas. Sin poder evitarlo con la izquierda jale un poco la delgada y suave orilla del bikini que apenas cubría la mitrad de sus preciosas nalgas. El movimiento me dejo libre la vista de la parte superior de sus nalgas, así que ...
    ... atrevido, metí mi mano derecha siguiendo el contorno de ambas curvas. Sin voltearse, Sandra tomo su blusa y la sujeto para permitirme ver su trasero sin necesidad de sujetar el bikini. Metí de inmediato ambas manos, una en cada nalga, las acaricie totalmente sin bajar la diminuta prenda. Me hinque detrás de ella y esta vez metí mis manos por debajo del bikini, capturando ambos pedazos de carne que recorría incansablemente. Observaba como el diminuto bikini blanco, marcaba sus límites en forma diagonal a sus nalgas, justo a la mitad de éstas. Definitivamente se le veía excelente y muy sensual. Baje su bikini hasta llegar al suelo y acaricie su culo y parte trasera de los muslos por un rato. Su concha casi era imperceptible en esa posición pero podía apostar que estaba empapada. Me levante y recogí su bikini tomándolo como botín, baje su blusa ocultando sus nalgas hasta que Sandra lucía normal y me regrese al sillón. Platicamos un rato de cosas agradables y como si nada hubiera pasado se movía por la casa con su blusa por única prenda. Nos dormimos y al despertar me levante presuroso por la hora. Sandra servía unos huevos estrellados con tocino en la mesa y note que usaba la misma blusa. Curioso me le acerque y levante su blusa, Sandra volteo y me sonrió, aún seguía desnuda bajo su blusa. Fuimos a pagar la luz pero la reconexión tardaría un día más. Esa noche mientras conversábamos en el patio, alumbrados por la luna, el frío nos corrió y nos refugiamos en el sofá, seguimos bromeando ...
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